lunes, 19 de abril de 2010

¿A Jesús le agradaría la Iglesia actual?




En la Biblia canónica: Samaria. Jesús estaba enseñando cuando unos fariseos le preguntan sobre la llegada del Reino de Dios. Él les responde que el Reino de Dios es un estado interior y no uno exterior. Luego, se anima a hacer algunas profecías sobre el futuro. Dice que él tendrá que desaparecer por un tiempo y que muchos falsos profetas se alzarían haciéndose pasar por él, pero que su regreso sería contundente (Lucas 17:24).

También anuncia que tendrá que sufrir padecimientos y que será rechazado por los hebreos durante la generación de Piscis. Pero, si se refería a toda la humanidad, esto sería la insinuación de que Jesús no consideró como señal de su triunfo el predominio del cristianismo institucional durante la edad de los Peces, sino mas bien una señal de rechazo. Si observamos que el cristianismo que ha llegado a nosotros sólo es una vil caricatura de lo que en realidad enseñó Jesús, entonces podríamos entender que él se sintiera incomprendido en Piscis. ¿Acaso recién en Acuario seremos capaces de entender y practicar su verdadero mensaje?

9 comentarios:

  1. Es mucho más sencillo de lo que parece. Para empezar la explicación no está en las estrellas, ni en los escritos apócrifos.

    Cuando Jesús habló de la forma de adoración que Dios aprueba señaló: "...los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad" (Juan 4:24), es decir, hay que permitir que Su poderoso espíritu nos guíe y actuar en conformidad con "la verdad", Su palabra inspirada la Biblia (Juan 17:17)

    Saludos.

    ResponderEliminar
  2. de acuerdo paco... pero los apocrifos tb son parte de la Biblia...

    ResponderEliminar
  3. En primer lugar, disculpas por lo extenso del comentario, pero me parece interesante compartir contigo esta referencia:

    "Aunque en algunos casos los escritos apócrifos tienen cierto valor histórico, afirmar que pertenecen al conjunto de libros que componen la Biblia carece de base sólida. Los hechos indican que el canon hebreo se completó después de la escritura de los libros de Esdras, Nehemías y Malaquías, en el siglo V a. E.C.

    Los escritos apócrifos nunca se incluyeron en el canon judío de las Escrituras inspiradas y no forman parte de ellas en la actualidad.
    El historiador judío Josefo, del primer siglo, indica que solo se daba reconocimiento a aquellos pocos libros (del canon hebreo) que se consideraban sagrados. Dijo: “Por esto entre nosotros no hay multitud de libros que discrepen y disientan entre sí; sino solamente veintidós libros [el equivalente de los treinta y nueve libros de las Escrituras Hebreas según la división moderna], que abarcan la historia de todo tiempo y que, con razón, se consideran divinos”.

    Después demuestra que conoce la existencia de los libros apócrifos y su exclusión del canon hebreo, al añadir: “Además, desde el imperio de Artajerjes hasta nuestra época, todos los sucesos se han puesto por escrito; pero no merecen tanta autoridad y fe como los libros mencionados anteriormente, pues ya no hubo una sucesión exacta de profetas”. (Contra Apión, libro I, sec. 8.)

    Los argumentos en favor de la canonicidad de estos escritos por lo general se basan en el hecho de que se hallan en muchas copias antiguas de la Versión de los Setenta griega de las Escrituras Hebreas, traducción que se comenzó en Egipto alrededor del año 280 a. E.C.

    No obstante, puesto que no existen ejemplares originales de la Versión de los Setenta, no se puede afirmar de forma categórica que los libros apócrifos estuvieran incluidos originalmente en esa obra.

    Se reconoce que muchos de estos escritos, quizás la mayoría, se escribieron después de comenzarse a traducir la Versión de los Setenta, así que es obvio que no estuvieron en la lista original de los libros que debían traducirse. Por consiguiente, en el mejor de los casos, solo pueden considerarse como adiciones a esa obra.

    Además, aunque los judíos de habla griega de Alejandría finalmente insertaron esos escritos apócrifos en la Versión de los Setenta y al parecer los consideraban como parte de un canon ampliado de escritos sagrados, las palabras de Josefo citadas antes indican que nunca se incluyeron en el canon de Jerusalén (palestinense), y como máximo se les tuvo por escritos de segundo orden, y no de origen divino. Por lo tanto, el Concilio judío de Jamnia (alrededor del año 90 E.C.) excluyó específicamente todos esos escritos del canon hebreo.

    La prueba interna de estos escritos apócrifos cuestiona aún más que la externa su canonicidad. No existe en ellos el elemento profético. Su contenido y enseñanza en ocasiones contradice a los libros canónicos y ellos mismos también se contradicen entre sí.

    En ellos abundan las inexactitudes históricas y geográficas y los anacronismos. En algunos casos, los escritores son culpables de falta de honradez al presentar falsamente sus obras como si fuesen de escritores inspirados de épocas anteriores. Demuestran estar bajo la influencia griega, y en ocasiones recurren a un lenguaje extravagante y un estilo literario totalmente ajeno al estilo de las Escrituras inspiradas. Dos de los escritores dan a entender que no fueron inspirados. (Véase el prólogo de Eclesiástico; 2 Macabeos 2:24-32; 15:38-40, BC.) De modo que se puede decir que la prueba más contundente contra la canonicidad de los libros apócrifos son ellos mismos.

    .../...

    ResponderEliminar
  4. .../...
    Sobre todo a partir del siglo II E.C., surgieron gran cantidad de escritos que pretendían ser inspirados por Dios y canónicos, y estar relacionados con la fe cristiana. Se les ha llamado el “Nuevo Testamento Apócrifo”, e imitan los evangelios, los Hechos, las cartas y las revelaciones de los libros canónicos de las Escrituras Griegas Cristianas. Un gran número de estos solo se conocen gracias a algunos fragmentos que se han conservado, o por citas o alusiones de otros escritores.

    Estos escritos intentan suministrar la información que los libros inspirados omiten deliberadamente, como las actividades y acontecimientos relacionados con la vida de Jesús desde su tierna infancia hasta el momento de su bautismo. También tratan de suministrar apoyo para las doctrinas o tradiciones que no tienen base en la Biblia o que la contradicen.

    Por ejemplo, el llamado evangelio de Tomás y el protoevangelio de Santiago abundan en relatos fantásticos de supuestos milagros efectuados por Jesús durante su infancia, pero lo representan de tal manera que hacen que parezca un niño caprichoso y petulante dotado de poderes impresionantes. (Compárese con el relato auténtico de Lu 2:51, 52.)

    Los “Hechos” apócrifos, como los “Hechos de Pablo” y los “Hechos de Pedro”, dan gran importancia a la abstinencia total de relaciones sexuales y hasta afirman que los apóstoles animaban a las mujeres a que se separasen de sus esposos, lo que contradice el consejo inspirado de Pablo registrado en el capítulo siete de Primera a los Corintios.

    Al comentar sobre tales escritos apócrifos postapostólicos, The Interpreter’s Dictionary of the Bible (edición de G. A. Buttrick, 1962, vol. 1, pág. 166) dice: “Muchos de estos son triviales; algunos, altamente teatrales; algunos, repugnantes, hasta asquerosos”.
    El New Standard Bible Dictionary (de Funk y Wagnalls, 1936, pág. 56) comenta: “Han sido la fructífera fuente de leyendas sagradas y tradiciones eclesiásticas. Es a estos libros adonde debemos acudir para encontrar el origen de algunos de los dogmas de la Iglesia católica romana”.

    Tal como los escritos apócrifos primitivos se excluyeron de las Escrituras Hebreas precristianas, estos escritos apócrifos posteriores tampoco se aceptaron como inspirados ni se incluyeron en las primeras colecciones o catálogos de las Escrituras Griegas Cristianas."

    (Perspicacia para comprender las Escrituras, tomo I)

    Mis conclusiones finales es que los libros apócrifos no pertenecen al conjunto de libros que componen la Biblia, ni tienen la autoridad doctrinal para revelarnos todo el "consejo de Dios" (Hechos 20:27) (2 Timoteo 3:14-17)

    Cordiales saludos y disculpas de nuevo por lo extenso del comentario.

    ResponderEliminar
  5. el texto hace muchas afirmaciones sin dar argumentos... no estoy de acuerdo...
    En mi libro solo hablo de los apocrifos del nuevo testamento, los del viejo testamento, solo los menciono, nada mas...
    Cual es tu fuente? hubiera preferido que lo resumas... pero entiendo que te dio flojera mental...

    apocrifo significa OCULTO... y con nuestros amigos de la inquisicion cambio de sentido a falso...

    ResponderEliminar
  6. se nota que no has leido mis primeros post... los relatos orientales de los apocrifos fueron los que mas sobrevivieron... porque la inquision estaba mas lejos... y si hubiera sido un niño caprichoso jesus en su infancia... eso le resta a las enseñanzas que nos dejó... o lo haría mas humano... y qué? Eso no lo desacredita sino que lo enriquece... en fin....a mi parecer estás lleno de prejuicios que debes aprender a superar...

    ResponderEliminar
  7. Que tengas un buen día. Cordiales saludos.

    ResponderEliminar
  8. hay Paco Martinez,,cual es la biblia que tu lees? te distes cuenta de que el canon lo hizo la iglecia catolica?,,,y que lo creas o no parte de tus creencias tienen bace fuertemente catolicas a pesar de que no lo eres ya que citastes el libro perspicacia que lo escribe la sociedad whachtower?,,sabias que el canon no lo hicieron los testigos de jehova sino un concilio en Nicea en 325?,bajo las ordenes de constantino? un emperador que de seguro tenia motivos politicos y que muy probablemente suprimio muchos escritos que no le convenian si queria seguir controlando el imperio?

    ResponderEliminar