domingo, 24 de enero de 2010

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viernes, 15 de enero de 2010

La muerte de José




Continuando con el post anterior, el Pseudo Mateo agrega más resurrecciones perpetradas por el niño Jesús, por ejemplo, resucita a un bebé de pecho y a un albañil. El Evangelio Árabe añade que al llegar a Belén la encontraron víctima de una epidemia que, por la descripción, parece corresponder a la conjuntivitis. En seguida María se puso a dar ayuda médica a las gentes utilizando el agua de baño de Jesús, que de seguro era lavado con antisépticos naturales para que no enfermara.

Los apócrifos prosiguen narrando la secuela de la peste. Entre los chicos que enfermaron había un par de gemelos. Uno de ellos fallece. Desesperada, la madre lleva al otro que estaba agonizando a que lo sane María. ¿Cómo lo vuelve a la vida? Refiere el apócrifo que echaron al niño moribundo en la cama de Jesús y lo envolvieron con su ropa.

La versión árabe asegura que este niño sería el futuro apóstol Bartolomé, pero la versión siríaca sostiene que fue Tomás, lo que sería más probable, ya que Tomás le decían el “Dídimo” (gemelo). De otro lado, Bartolomé (o Natanael, ya que en ese tiempo las personas eran designadas con varios nombres, uno en hebreo y otro en griego) era nativo de Caná en Galilea. Así que difícilmente pudo estar presente en Belén durante la epidemia de conjuntivitis. Por esto, nos inclinamos a favor de la versión siríaca, en donde Tomás es el resucitado.

Judas es sanado de la rabia

Más adelante el Evangelio Árabe añade curaciones a mujeres leprosas (siempre usando el agua del baño de Jesús) y una jovencita que era atacada por un vampiro humano que chupaba sangre. Sí, así como lee. Pero, una de las curaciones más interesantes es la del futuro apóstol Judas Iscariote, quien siendo niño estaba poseso y mordía a todos cuantos se le acercaban. Uno de esos días, Jesús había salido a jugar en compañía de su hermanastro Santiago y de José cuando se topa en el camino con el endemoniado. En medio de un ataque horrible, Judas muerde en un costado a Jesús haciéndole llorar. La mordida fue milagrosa, sin embargo, pues curó a Judas de su mal. Al parecer, sufría de la enfermedad de la rabia.

El Evangelio Árabe relata una travesura muy naif de Jesús: estando con su pandilla, entra a la tienda de un tintorero llamado Salem y tiñe todos sus paños de azul. Cuando éste descubre la diablura, se pone furioso, pero Jesús fresco como una lechuga, restaura los colores de los paños y no pasó nada. Típica fábula árabe.

Jesús y su pandilla

El Evangelio Árabe refiere que Jesús pertenecía a una pandilla infantil, donde él era el jefe y muchas veces jugaban a que era el rey. ¿Cómo no ser el jefe si era el que mejor trepaba los árboles (los árboles le obedecían) y además solucionaba de forma increíble los problemas de sus amigos? Y si ellos no le hacían caso, Jesús manejaba ciertos métodos de persuasión como convertirlos en cabritos.

Más anécdotas: un día Jesús estaba jugando con su grupo, cuando se topan con un niño herido de mordedura de serpiente. Entonces Jesús viendo que agonizaba, insistió en buscar a la serpiente que había causado la mordedura para matarla y curar con ella al niño. Según el apócrifo, el niño fue salvado y se llamaba Simón Cananeo, quien después llegaría a ser su apóstol, conocido como el zelote.

Según el Libro Sobre la Infancia del Salvador, Jesús se había hecho muy popular entre los jovencitos de su pueblo, pero no todos los mayores lo veían con buenos ojos. Por esto un padre de familia llegó a encerrar a su hijo en una torre para que no pudiera unirse a la pandilla de Jesús. Pasaba el futuro Mesías a recoger a su amigo, cuando lo vio encerrado en la torre a través de una estrechísima ventana.

De un modo que no se sabe cómo, logra sacarlo de allí y entonces, nos explica el apócrifo que su padre, quien estaba enojadísimo y era el más alto dignatario en el Sanedrín, fue a quejarse donde José y allí le expresó su indignación ante los rumores que corrían sobre la divinidad de Jesús considerándolo una blasfemia y, por esto, tomó un palo para castigar al santo niño. Jesús al verlo, corrió en un santiamén hacia una colina y brincando de un salto formidable, se perdió de vista, dejando atrás a su perseguidor. Ante esto, el arquisinagogo, título que se les confería a los sacerdotes de rango alto, dejó de hostigarlo.

Entrando a la adolescencia

Después de narrar todas estas aventuras infantiles, los escritos nos remiten al encuentro con los Maestros de la Ley en la ciudad de Jerusalén. Lucas nos cuenta al respecto que la Sagrada Familia había viajado a Jerusalén con motivo de celebrar allí la Pascua (marzo-abril) y que acostumbraban hacerlo todos los años.

Pero en realidad Lucas se está refiriendo a la Fiesta de las Tortas Fermentadas, que comenzaba un día después de Pascua y la ley mosaica exigía que con motivo de esta fiesta (y otras) todos los hombres se presentasen delante de Jehová, pues no hacerlo estaba penado con la muerte. También refiere Lucas que por entonces Jesús contaba con doce años, lo que nos remite aproximadamente al mes de abril del año cinco de nuestra era, el último año de gobierno de Herodes Arquelao, uno de los hijos de Herodes El Grande.

Arquelao fue un gobernante cruel y muy impopular entre los judíos. En una ocasión, al sofocar un motín, ordenó la matanza despiadada de tres mil judíos en el recinto del templo y dos veces depuso caprichosamente al sumo sacerdote. Su divorcio y segundas nupcias también fueron contrarios a la ley judía. Finalmente, las quejas de los judíos y de los samaritanos ante César Augusto resultaron en una investigación que culminó con el destierro de Arquelao en el noveno o décimo año de su reinado. A partir de entonces, Judea llegó a estar bajo la autoridad de gobernadores romanos.

Encuentro con los grandes cerebros

Lucas y el Pseudo Tomás exponen que José y María viajan con varias personas con motivo de la Pascua. Entre éstos debieron estar algunos de los hijos de José y unos pocos asistentes. Ya de regreso cuando la caravana había avanzado un día completo, se percataron de la ausencia de Jesús. Entonces volvieron y lo encontraron muy orondo en el templo, discutiendo
La Toráh tête á tête con los Maestros de la Ley (equivalentes a los modernos teólogos), doctores (científicos) y escribas (letrados).

El Evangelio Árabe se extiende un poco más que Lucas. Se cuenta que entre los sabios había también un astrónomo y un físico. La conversación comienza con un enigma planteado por Jesús: “¿de quién es hijo el Mesías?” Entonces empieza una profunda discusión de donde Jesús demuestra el total dominio de las escrituras. No suficiente con esto, enseguida se pone a discutir de astronomía con el astrónomo y luego de medicina con el físico. No es difícil imaginar a los escribas cautivados con la inteligencia del chico.

Entonces todos los relatos coinciden en que al cabo de tres días sus parientes encontraron a Jesús y que, muy preocupada María le recriminó el haberse apartado de ellos. Todos conocemos la respuesta de Jesús:

“¿Por qué me buscáis? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?”

A esto añaden los apócrifos que los doctores felicitaron a maría por tener un hijo tan brillante. Sin embargo, la reprimenda debió ser muy fuerte pues el Evangelio Árabe relata que después de este incidente Jesús no volvió a contrariar a sus papás y fue mucho más discreto en cuanto a sus prodigios, ocultándolo del resto de los mortales. Además, se dedicó con mayor concentración al estudio de la Ley como antes no lo había hecho (pues se resistía a ir al colegio, como vimos), ya no sólo reteniendo lo que escuchaba de su mamá o de su papá, sino leyendo por su cuenta los viejos libros, volviéndose autodidacta. Sin duda aquel encuentro con los sabios fue una experiencia sumamente gratificante para el joven Jesús. A raíz de ello, su interés por el conocimiento creció.

Cabe agregar que en Juan 7:15 se corrobora la versión de los apócrifos que afirma que Jesús nunca finalizó su educación en ninguna escuela convencional. Un grupo de judíos se asombraban de escuchar a Jesús:

“¿Cómo tiene conocimiento de letras cuando no ha estudiado en las escuelas?”

La lenta agonía de José


Luego de esto, la Historia de José el Carpintero, uno de los apócrifos más conmovedores y tiernos que se escribieron, nos cuenta que los dos hijos mayores de José (que aquí son Josetos y Simón) llegaron a casarse,yéndose cada uno a vivir a sus propios hogares. Lo mismo ocurrió con las hijas (Lisia y Lidia), quedándose en casa sólo Judas, Santiago y Jesús. Así, al poco tiempo y dado que José era ya bastante viejito (111 años según este apócrifo), enfermó de gravedad. El apócrifo añade una revelación hecha en un sueño por un Mensajero en donde se le anunciaba su pronta muerte en el plazo de un año. Como fuere, presintiendo su próximo deceso, José reza por su alma en el templo.

Según el cálculo que hace este apócrifo, Jesús habría tenido 18 años al morir José pues nos dice que el carpintero contrae su primer matrimonio a los 40 años de edad, que enviuda a los 89, que a los 90 se compromete con María, que a los 93 (7 a.C.) se convierte en padrastro de Jesús y que fallece a los 111, es decir, en el 12 de nuestra era aproximadamente.

Cuenta el apócrifo aludido que cierta mañana, luego de una muy lenta agonía en que José fue perdiendo una a una sus facultades, se despertó muy deprimido y preocupado por considerarse indigno para la muerte. Viéndolo tan desdichado, Jesús trató de consolarlo. Con el paso del tiempo, Jesús había llegado a conquistar el corazón del anciano y se había vuelto su consentido, pero el apócrifo nos sorprende al mostrarnos que José (y seguramente la familia entera incluyendo a la propia María) se había mantenido escéptico todos estos años en cuanto si Jesús sería el Mesías o no. Dice José en el texto:

“No me condenes a mí, siervo tuyo y obra de tus manos. Yo no sabía ni conocía el misterio de tu maravilloso nacimiento y jamás había oído que una mujer virgen pudiera dar a luz sin romper el sello de su virginidad”.

Después, José recuerda las veces que Jesús había hecho milagros que espantaban a la gente de cómo él le regañaba tirándole de las orejas. Al recordarlo Jesús, no pudo contener las lágrimas. Entonces María, que estaba cerca, pregunta si algo se puede hacer por José, y José mismo responde que nada, que esta vez no está en manos de de su hijastro salvarlo. Jesús se sienta en la cabecera de la cama del viejo y calma su ansiedad. Iba auscultándolo como un médico experto mientras trataba de aliviar los malestares de la agonía.

Las habilidades de Jesús lograron bajarle la fiebre que estaba sufriendo su padre adoptivo. Sin embargo, su presión sanguínea estaba descendiendo demasiado, signo inequívoco que la muerte estaba cerca. Por ese indicio, Jesús mandó llamar a toda la familia para que le dedicaran las últimas palabras de cariño antes de partir. Lisia, que estaba presente, recordó que esa era la misma enfermedad que había matado antes a su madre.

Muerte de José

Narra después el mismo apócrifo que, otra vez solo con Jesús, José aterrado, ve a la muerte acompañada de incontables demonios (en el sentido persa de espíritus malignos) dispuestos a llevárselo al infierno, pero Jesús los arroja y enseguida reza para que sean ángeles (en el sentido persa de espíritu bondadosos) los que acompañen a su padre al cielo (en la forma persa de un paraíso espiritual). Ya en paz, José exhala su último aliento tranquilamente con un beso de Jesús. Luego, con gran amor su hijastro le cierra los ojos y la boca al difunto y lo contempla por un rato. Después comunica la muerte a las personas que estaban esperando en la otra habitación, poniéndose todos a llorar con amargura. Jesús y María también lo hacen.

De inmediato se celebra el luto, viniendo a la casa toda la gente conocida de Galilea que aún estimaba a la familia. Pasado todo ese día de dolor, Jesús lava el cuerpo de su padre adoptivo y lo unge con bálsamo, preparándolo para el entierro. Así, Jesús bendice el cuerpo ya sin vida de su mentor. Finalmente, junto con el resto de la familia, llevan a José donde los enterradores para que sea efectuado el sepelio a la usanza judía. El cadáver es conducido a una tumba familiar y, antes de que fuera ésta sellada, Jesús lanza un emotivo discurso en homenaje a quien lo crió con tanta paciencia, luego comenzó a hablar sobre la muerte y será quizá aquí cuando juraría encontrar la manera de vencerla para siempre y para ya no necesitar desencarnar.

jueves, 14 de enero de 2010

Un tipo conflictivo, ese Jesús...


Fórmula masónica

Era un problema educar a este muchacho Jesús... El maestro Zaquías intenta entablar un diálogo por segunda vez con el chico, pero considerándose poca cosa para semejante muchacho, insiste para llevarlo ante una mayor autoridad: el viejo maestro Leví. A regañadientes es conducido Jesús ante Leví, quien empieza a enseñarle el alfabeto. Jesús permanece sospechosamente callado en la clase hasta que le preguntan algo y él no responde, entonces Leví le pega con una vara en la cabeza.

Hecho esto, Jesús desata su lengua mandándose un discurso sumamente sofisticado, haciéndole preguntas muy complejas (de corte netamente iniciático) que su profesor queda estupefacto. Por ejemplo, en su discurso Jesús utiliza una fórmula masónica muy conocida:

“Dime tú primero que es tau y yo te diré después que es alef”.

Esta frase debió provenir en ese entonces de la escuela hermética de los constructores del templo, fundada por salomón y a la que solían pertenecer albañiles y ebanisteros. Es muy posible que eso lo aprendiera de José quien habría formado parte de esta secta, equivalente a la masonería de nuestros días. El discurso del pequeño Jesús impresionó de tal manera al anciano Leví que dice:

“No soy capaz de aguantar las palabras de este niño”.

Y públicamente anuncia su incapacidad para adiestrarlo. Entonces Jesús, contento y sonriente de haberse salido con su voluntad, bendice a los presentes causando diversos milagros de curación. Tal anécdota también la encontramos en el Pseudo Tomás y en el Evangelio Árabe.

Jesús habla con un cadáver

Después de esto, según el Pseudo Mateo, la Sagrada Familia vuelve a Nazareth donde ocurren más incidentes desafortunados, pero que están narrados de un modo encantador. Por ejemplo, estaba jugando un grupo de niños en la terraza de una casa, cuando uno de ellos empuja desde lo alto al otro llamado Zenón, matándolo. Al saberlo los padres del difunto, culpan a Jesús delante de José y María, debido a su mala fama. Éstos, a su vez, interrogan al niño Jesús si era culpable o no, pero él no les responde sino que interroga al fallecido de este modo:

“Zenón, ¿fui yo quien te tiró?”
• “No, señor, tú no fuiste”

Así responde la víctima resucitada. Este relato también lo leemos en el Pseudo Tomás y en el Evangelio Árabe.

Mudanzas

Por la descripción del lugar de los acontecimientos (una casa con terraza), es posible que no se tratara ya de Nazareth, donde sólo habían tiendas o cuevas como viviendas. Al parecer, debido a los sucesos extraños que rodeaban a Jesús y que solía asustar mucho a sus vecinos, la Sagrada Familia se había mudado, seguramente a Galilea y quizá a la casa del abuelo Joaquín.

Pero dado el gran revuelo que causaría, nada menos que hablar con un muerto, esta vez la Santa Familia debió abandonar también la casa de los padres de maría, viéndose obligados a mudarse por un tiempo al sur, a Jericó. Quizá allí, escapando una vez más de los chismes, encontrarían refugio otra vez entre los esenios del lugar, ya que Jericó era la cuna del movimiento profético-apocalíptico. Según el Pseudo Mateo, el Pseudo Tomás y el Evangelio Árabe, por entonces Jesucito ya tenía seis años.

Adicto a los milagros

Cuando Jesús tenía ocho años, los apócrifos antes citados y el Libro sobre la Infancia del Salvador, mencionan más milagros realizados por él. Hace crecer abundantemente el trigo, juegan con los leones que habitaban en unas cuevas cercanas, monta sobre un rayo de sol, se abren las aguas del Jordán para que pase Jesús con su comitiva de leones. En fin, historias realmente fantásticas, que no parecen haber sucedido en realidad.

José trabaja para Herodes

Expone el Evangelio Árabe que Herodes Antipas (el hijo de Herodes El Grande) contrata los servicios de José y le encarga un trono con medidas muy precisas. Para fabricarlo José permanece dos años en el palacio de Herodes (en Tiberíades) donde acudió acompañado de Jesús, con quien marchaba a todas partes para que aprenda el oficio.

Lo interesante de esta historia es que, de ser en alguna medida verdadera, Jesús habría pasado dos años de su niñez dentro de la propia fortaleza herodiana. El hecho que el máximo gobernador de Galilea busque a José para que le construya nada menos que el trono, era todo un privilegio. Ese honor no se le pedía a cualquiera. Definitivamente, José gozaba de un gran prestigio, pero no como un simple y humilde carpintero, sino como un fino y elegante ebanista.

Muertes y más muertes

En el Pseudo Mateo se cuenta que Jesús mata a un profesor, pues éste perdió la paciencia y lo golpeó. Dice el apócrifo que ni bien tocó al niño, el maestro cayó muerto. Al volver Jesús a su casa, José se desespera al enterarse de la noticia, pero María se conduce más relajada y trata de calmarlo. Sin embargo, el Pseudo Tomás que cuenta la misma historia, agrega un párrafo dramático:

“El muchacho volvió a casa de José y lleno de pesar le dijo a su madre que no lo dejara salir fuera de casa porque todos los que lo enojaban quedaban muertos”

¡Qué trauma debió ser esto para Jesús! Quizá fueron este tipo de cosas lo que lo motivó posteriormente a especializarse tanto en las técnicas de curación y resurrección. A lo mejor cargaba con un enorme sentimiento de culpa frente a las muertes que él sentía que de algún modo había provocado.

Chico genio

En el Pseudo Mateo se relata que a pesar de que Jesús había matado a un profesor, la gente continuaba presionando a José para que el niño fuera educado como Dios manda. Pero era temerario ser profesor del chico. No obstante, alguien se atrevió. Se cuenta que Jesús fue a clase, tomó las escrituras y empezó a disertar sobre su significado, con tal sapiencia que

“…hasta el maestro se postró en tierra, adorándole”.

La explicación quizá la tengamos en el Pseudo Tomás, donde se asegura que esta vez el profesor era un amigo íntimo de José, por tanto, simpatizaba con el muchacho. De modo que Jesús fue con una actitud positiva al colegio, decidido a estar tranquilito sin matar ni una mosca en clase.

La tía de Jesús

En el Pseudo Mateo encontramos el valioso dato de que la virgen María tenía una hermana menor llamada María o Salome, pero sería tan sólo una media hermana, de un segundo matrimonio entre Ana y un tal Cleofás, quizá hermano de Joaquín. En el Evangelio de Felipe también se alude a la existencia de una hermana de María:

“Tres caminaban continuamente con el señor: su madre María, la hermana de ésta y Magdalena, a quien se designa como su compañera” (logia 32)

De ser correcto este dato, esta tía de Jesús andaba mucho con ellos y compartía la mayor parte de las comidas, que eran siempre bendecidas por Jesús a la usanza esenia. Si esto es así, Joaquín habría muerto poco después de la dedicación de maría al templo, produciéndose un matrimonio de cuñados (levirato) para Ana. El levirato es una costumbre muy frecuente entre los judíos. Consiste en casarse con el hermano del esposo difunto. Si estamos en lo cierto, esta segunda María o Salomé tendría unos tres años menos que la virgen. Todo indica que ella sería una de las famosas “tres Marías” que estuvieron al pie de la cruz durante la crucifixión de Jesús y habría sido madre de dos futuros apóstoles, primos de Jesús: Santiago el mayor y Juan.

miércoles, 13 de enero de 2010

Los esenios


Zacarías interactúa con los Mensajeros

Vamos a hacer un pequeño paréntesis con la historia de la madre de Jesús y consultaremos otros documentos paralelos que amplíen el panorama que hasta ahora tenemos del contexto en que transcurrió la juventud de María.

Hablemos un poco sobre Zacarías. Para ello vamos a remitirnos al Evangelio de Lucas. Los esposos Zacarías y Elizabeth eran bondadosos y bien vistos por Jehová, pero aunque ya eran de edad avanzada no habían tenido hijos. ¿Acaso esto no sentimos cierto deja vú con respecto a la historia de Joaquín y Ana, sus parientes cercanos?

Un día mientras Zacarías está ofreciendo un incienso en el santuario, se le presenta el ángel Gabriel para anunciarle que tendría un niño que sería dedicado desde su nacimiento como Sansón (léase tomar votos de nazareno). El nombre de su futuro hijo sería Juan. También le dice que ese niño “vendría con el espíritu y el poder de Elías”. ¿Acaso estaría insinuando que el chico sería la reencarnación del profeta? Debemos recordar que otra de las profecías que debían cumplirse al “final de los tiempos” era el retorno de Elías. Y para los judíos esos eran los tiempos finales.

Es necesario subrayar que según Lucas 1:39, Zacarías y Elizabeth vivían en una zona montañosa. Versículos posteriores nos revelan que habitaban en Betania del este, cruzando el río Jordán, muy cerca de Qumrán. Así, es posible que Zacarías formara parte del grupo terapeuta. De ser esto correcto, sería factible que Joaquín hubiera subido a las montañas de Qumrán buscando la ayuda específica de su pariente terapeuta Zacarías. Entonces, no resultaría nada extraño que la pequeña María recibiera aquellos “alimentos especiales” bajo la supervisión de su pariente, experto en las propiedades de las plantas.

Un punto interesante es el nombre de Gabriel, pues su nombre sólo aparece abundantemente citado sólo en el Apócrifo de Enoc y pertenece a uno de los siete arcángeles (Elohim que significa “los creadores”). De esto se deduce dos cosas: o el encuentro no se produjo y simplemente se trata de una metáfora elaborada por Lucas que, como cristiano que era, leía fervientemente los apócrifos escritos por los esenios y sus antecesores. De ser un encuentro verdadero, Zacarías habría sido visitado por un Elohim en persona o quizá por alguien que asumió su representación, cosa por la que nos inclinamos más. Este enviado podría ser un ángel, es decir, un Mensajero de la Orden de Melquisedek.

La misteriosa Orden de Melquisedek


Melquisedek. Extraño personaje. Rey de Salem (la antigua Jerusalén). Muy poco se habla de él en la Biblia y sin embargo parece haber contado con una veneración inexplicablemente grande entre los hebreos. Apenas aparece una vez en el Génesis y otra en Salmos. No obstante, tiene todo un capítulo dedicado en exclusiva a él en el Libro de los Hebreos, cuyo autor debió considerar muy relevante a dicho sujeto. La pregunta es: ¿por qué?

En el capítulo siete de Hebreos se dice sobre él que no estamos frente a una persona común y corriente, pues Dios en persona lo eligió como sacerdote, comparándolo con el mismísimo Mesías. Además se afirma que él “no tiene fin”. ¿Acaso habría hecho suyo el viejo sueño de la inmortalidad, escapando por fin, al ciclo de muerte y reencarnaciones al que están supeditados todos los mortales? De ser cierto, ¿sería él uno de los que habría aprendido el arte legendario de la autoregeneración? En el apócrifo de La Caverna de los Tesoros se cuenta que Melquisedek posee un escrito antiquísimo de antes del diluvio, que trata sobre el manejo de poderes y facultades mentales: la técnica sagrada de la autoregeneración y un tratado con las posiciones planetarias que anunciarían el advenimiento del Mesías. Más adelante continuaremos hablando acerca de esta enigmática Orden.

Mientras tanto sólo diremos que ante la proximidad del nacimiento de Jesús, Melquisedek habría fundado alrededor del siglo II a.C. en Judea, la secta de los esenios para restablecer los viejos secretos iniciáticos que se habían perdido después del diluvio. En los textos esenios del Mar Muerto, Melquisedek es conocido como el “Maestro de Justicia” (Moreh Sedeq en hebreo).

El discreto encanto de los esenios

¿Quiénes fueron esos personajes? ¿Políticos radicales, sabios o locos autistas? La palabra “esenio” proviene del arameo assayya que significa “curadores”. Era una secta disidente judía, proveniente de los hassidim (los piadosos), judíos que se rebelaron contra la helenización hebrea. Es muy probable que en este período la antigua “Canaán” empezara a ser llamada por el nombre de “Palestina”. Un gran grupo de esenios se asentó en las cuevas de Qumrán, a orillas del mar Muerto, muy cerca de Jerusalén. De los esenios surgieron numerosas vertientes como los nazarenos, los terapeutas y se dice que hasta los zelotas en su vertiente violenta. Los principales historiadores que escriben sobre ellos son: Flavio Josefo, Filón, Eusebio de Cesárea, Plinio el Viejo, Estrabón e Hipólito de Roma. El Talmud los llama “bautistas matinales” mientras que los escritores árabes se refieren a ellos como los “magaritas de las cuevas”.

¿Por qué no se menciona en los evangelios a dicha secta? Recordemos que la Biblia es una “evidencia contaminada”, pues uno no se puede fiar totalmente en esta fuente. Está parcializada por los problemas políticos y prejuicios sociales de la época. Por eso, es muy natural entender que callaron muchas cosas. Había censura y auto-censura, como ahora.

El club de la buena estrella

Por ejemplo, es muy curioso que en los evangelios no aparezca mencionada la resistencia judía contra los romanos (66 de nuestra era). En esa época era un hecho evidentísimo, todo el mundo lo sabía, y se supone que los evangelios canónicos fueron escritos justamente después de la revuelta. Sin embargo, no se alude nada de ese incidente. De igual forma, es extraño que los esenios no sean nombrados en el Nuevo Testamento. Quizá sus escribas estaban demasiado comprometidos con tal movimiento directa o indirectamente y no querían quemarse. Sólo se hace referencia a ellos muy tímida y tangencialmente como nazarenos una vez (Hechos 24:5). Los esenios eran duramente perseguidos por ser una de las pocas sectas que le negaba autoridad espiritual y política al sacerdocio oficial. Así, declararse públicamente esenio era exponerse a ser condenado por hereje. Juzgue usted mismo las coincidencias entre este grupo y la prédica de Jesús.

• Grupo de monjes que se autodenominan “los hijos de la luz”.
• Eran regidos por un Consejo de doce ancianos. Realizaban asambleas.
• Practicaban la medicina con plantas. Excelentes médicos. Sanaban con imposición de manos. Además eran astrólogos, artesanos y estudiosos de los textos antiguos.
• Creían en un fuerte dualismo (los buenos y los malos) al igual que los persas.
• Algunos eran vegetarianos y no tomaban alcohol.
• Interpretaban los sueños, ejercían el don de la profecía y eran apocalípticos, pensaban que pronto vendría el fin del mundo.
• Eran ascetas y ermitaños que vivían en el desierto y en las montañas.
• Silenciosos, austeros, apacibles, humildes y grandes moralistas.
• Rezaban al sol en el amanecer. Creían en los ángeles.
• Separaban a los hombres de las mujeres. Creían en la castidad sexual, llegando tristemente a la misoginia. Aunque algunos se casaban.
• Vestían de lino blanco. Comían frugalmente y hacían ayunos con frecuencia.
• En su obsesión por la pureza del cuerpo, realizaban baños rituales a diario, antes de comer.
• Practicaban el bautismo y la confesión.
• Se organizaban sobre la base de la comunidad de bienes. Todo lo compartían.
• Profesaban entre ellos el ágape (amor fraternal), pero paradójicamente excluían de su grupo a los que tenían defectos físicos. Eran muy cerrados, reservados y pegados a la observancia de la ley mosaica.
• Realizaban la cena sagrada de pan y vino.
• Creían en la existencia del “alma” y del concepto “destino”.
• Usaban el calendario solar y no el lunar, típicamente judío.
• Se consideraban templos vivos de Dios, otro concepto cristiano.
• Escribieron las “Bienaventuranzas”, encontradas en los manuscritos de Qumrán.
• Influenciados por el zoroastrismo, creían en el “Espíritu Santo”.
• Pensaban que vendrían dos Mesías, uno del linaje de Aarón y otro de Judá.
• Utilizaban términos que luego el cristianismo tomó como suyos: el pastor y su rebaño, el cordero de Dios, Mesías, la nueva alianza, Pentecostés, la venida del hijo del hombre, el hijo de Dios, el hijo del Altísimo, el pozo de agua viva, el tiempo del juicio, la nueva Jerusalén, muerte del Mesías por el sacerdote perverso, etc.

Zacarías guarda un secreto

Todo indica que Zacarías, padre de Juan Bautista, era esenio, aunque no lo dice la Biblia explícitamente por razones que ya expusimos. Según Lucas 1, Zacarías enmudece por falta de fe, por no creerle al Mensajero que su esposa iba a dar a luz. Si el encuentro fue real, es muy posible que Zacarías recibiera el mandato de callar o él mismo optara por ello, manteniendo en secreto la anunciación, ya que resultaba bastante peligroso pregonar a los cuatro vientos el milagroso embarazo de su mujer. Esto convertiría al bebé en candidato de fuerza para el mesianato.

Pero, ¿por qué era riesgoso considerarse un Mesías o padre de un propspecto de Mesías? El problema radicaba en que había surgido otra secta muy importante que creía firmemente que el Mesías aparecería en la familia real de entonces, la familia de Herodes. Estos se llamaban a sí mismos “los herodianos”.

lunes, 11 de enero de 2010

Las rabietas de Jesús



La vida con los nazarenos

Después del viaje a Egipto de la Sagrada Familia, escribe Mateo:

…y vino y moró en una ciudad de nombre Nazareth para que se cumpliera lo que se habló por medio de los profetas: será llamado Nazareno”

De otro lado, Lucas quien no ha mencionado para nada ni a los astrólogos persas ni la persecución de Herodes, escribe:

“…se volvieron a Galilea, a su propia ciudad de Nazareth. Y el niñito continuó creciendo y haciéndose fuerte, lleno como estaba de sabiduría.”

Sin duda, debió seguir creciendo al lado de los nazarenos, secta muy estricta y hermética. Allí la Santa Familia estuvo mejor custodiada que en ningún otro lugar, pues eran los terrenos de pastoreo del abuelo Joaquín al abrigo de sus peones nazarenos. Además conocían a María desde siempre y es muy posible que muchos de ellos empezaran a considerar y la idea de que Jesús era en verdad alguien muy especial.

Un vacío

A partir de aquí se producen en los evangelios canónicos un vacío de nueve años en los evangelios canónicos que los apócrifos exploran con bastante detalle. Cabe preguntarse, ¿por qué los canónicos callan lo sucedido durante este lapso de la vida de Jesús? Quizá porque la infancia de Jesús no fue una infancia ideal sino, todo lo contrario, angustiosa y llena de dificultades propias del crecimiento de un niño diferente al resto. Demasiado despierto en sus facultades. Antes de continuar es pertinente explicar muy brevemente qué es la energía PSI, pues como veremos después, Jesús durante su infancia tuvo serios problemas para manejar al comienzo esa potente energía con la que había venido al mundo.

Poderes

Lo sabemos. Hoy está de moda hablar de poderes extra humanos, de mutaciones y cosas por el estilo. Ya es la cosa más normal de mundo. Lo vemos en lnternet, en las series de televisión, en la literatura, el cine y hasta en el anime. Pero alguien se ha preguntado, ¿qué necesidad subyace y late en el fondo del imaginario colectivo que hace que salga a flote estas manifestaciones? ¿Acaso el género humano ya está preparado para saber lo que antes sólo lo sabían pequeñas elites en la antigüedad? Es hora de hablar del factor PSI.

En sánscrito a los “poderes” se les denomina siddhis. Son todas esas experiencias que contra todo pronóstico no deberían existir, pero existen. Se filtran en los resquicios de nuestra rutina diaria. Las coincidencias que Jung llamaba “sincronicidad”, es sólo la punta del iceberg. Veamos que hay más allá.

Las tradiciones afirman que estos fenómenos son generados por una fuerza sobrenatural que está desconectada en todos nosotros y que una vez sintonizada, se debe aprender a manejar. Ahora la actividad PSI ya se estudia en algunas universidades de todo el mundo como parte de la carrera de psicología. El término “parapsicología” está cayendo en desuso, porque los fenómenos PSI han dejado de ser considerados esporádicos para convertirse en eventos cotidianos. Básicamente se dividen en dos tipos: los de percepción extrasensorial (PES) y los de psicokinesis (PK). En el primero, la mente funciona como un gran radar que capta e intuye acontecimientos e ideas. Es el caso de las corazonadas, ya sean éstas clarividencia o telepatía. En cambio en el segundo caso, la mente influye sobre el contexto. Hace levitar objetos o al propio cuerpo, altera el organismo (para sanar o enfermar), teletransporta cosas, materializa de la nada o crea alucinaciones en los demás. La emoción es el combustible. Sea la emoción que sea. En las religiones se suele manipular los fenómenos PSI.

Las pataletas de Jesús

Volviendo a la historia de Jesús, el Pseudo Mateo empieza contándonos una anécdota que figura en varios apócrifos. La escena sucede en algún lugar no especificado de Galilea. Jesús es un chiquillo inquieto de tres años. En el Pseudo Tomás tiene cinco años mientras que en el Evangelio Árabe, siete. El muchacho está jugando con otros niños a las orillas del Jordán, mientras María está lavando ropa.

Su juego consiste en hacerse unas balsitas de barro (siete, específicamente) que las pone a navegar por unos canales de agua que él mismo había hecho en la tierra. Pero un niño estropea la entrada de agua de estos canalitos. Entonces, el niño Mesías se pone furibundo y maldice al fastidioso quedando éste fulminado al instante. Claro, de ser cierto, ¿cómo podría contarlo la Iglesia a los feligreses? ¿Cómo explicarle a la gente que el niño Jesús no era ningún santo?

Obviamente, los padres del difunto armaron un gran escándalo. La familia de Jesús no sabía donde meter la cara. Una multitud se agolpa a su alrededor empezando a vociferar contra María y Jesús. Entonces, la madre habla inmediatamente con su hijo y lo convence que perdone al niño. Jesús lo hace y resucita al muerto (¿estaría muerto de verdad?). Luego, continúa jugando como si nada hubiera ocurrido.

Infancia problemática

Que estos prodigios hayan ocurrido o no, poco importa en realidad. Lo que interesa es la insinuación de que la niñez de Jesús no fue color de rosa, como iremos viendo, sino que estuvo plagada de sucesos inquietantes que producía alrededor suyo una atmósfera de incomprensión constante, ya que el Jesús, era lógico, no fue un niño normal, como era de esperarse de un Mesías en crecimiento. Recordemos que el niño Krishna era también una pata de judás pues se le describe turbulento, malicioso e incluso algo ladrón.

El viejo odio de Anás

Continuando con el Pseudo Mateo, se nos manifiesta que un judío había criticado a Jesús por hacer las esculturas de barro durante el sábado y era nada menos que el joven hijo de Anás. Entonces, enfurecido este sujeto destruye con un bastón lo que estaba moldeando Jesús. Ipso facto, éste reacciona y le grita: “Oficina de Satanás” y le arroja una maldición, cayendo el hijo de Anás muerto al instante ante la vista y paciencia de todos.

Esta parece una segunda versión del relato anterior, insertada dentro del mismo apócrifo, pero en esta segunda historia las implicancias del descontrol de Jesús eran realmente serias. De ser cierto lo sucedido, quizá habría sido el motivo real de tanto ensañamiento que demostró el sacerdote Anás, años más tarde durante el proceso de Jesús. Al parecer el chico afectado era el primogénito de Anás, es decir, el hijo más querido entre los judíos, ya que se sabe que Anás tuvo otros hijos y que cada uno de ellos llegó a servir en el templo.

Rabietas divinas

Tras esta muerte, una comitiva asustada acude donde José para decirle lo siguiente:

“Quita a este Jesús de entre nosotros, pues así no puede vivir en nuestro pueblo. O sino, dile que bendiga siempre en lugar de maldecir, pues todo lo que sale de su boca se convierte en realidad”.

Un ruego muy legítimo, en verdad. Esta anécdota también figura en el Pseudo Tomás y en el Evangelio Árabe. El incidente termina en que, después de una dura reprimenda de su padre adoptivo, Jesús resucita nuevamente al muerto. Sin embargo, la gente debía sentirse muy temerosa e insegura viviendo al lado de ese esperpento. El Pseudo Mateo dice textualmente que José le grita a Jesús:

¡Por tu culpa nos odian!”

Al fin de cuentas, ellos eran seres humanos. Falibles, como todos.

¿Realmente pasó así?

Particularmente no creemos que las cosas hayan ocurrido exactamente del modo que lo plantean los apócrifos, pero dado que Jesús era un ser especial, debió poseer desde niño facultades mentales que podían salirse de su control ante un estado de ira. Así, es muy probable que su eventual cólera infantil haya provocado accidentes o enfermedades en la gente que lo sacaba de quicio y después estos hechos fueron exagerados a la hora de ser escritos en el papiro.

Domando a la fiera

Además de este tipo de problemas, Jesús tenía dificultades con los profesores. Obvio. El Pseudo Mateo nos cuenta una anécdota con un maestro llamado Zaquías, quien veía a Jesús (ya de cinco años), como una especie de potro salvaje que había que domar. Por las palabras que Zaquías dirige a José deducimos que el padrastro de Jesús estaba reacio a educar al chiquillo con profesores, quizás porque sabía que era un niño diferente, rebelde y difícil. Eso se refleja en la contestación de José:

¿Y quién será capaz de gobernar y educar a este muchacho? Si tu te crees con fuerzas suficientes para ello, no hay inconveniente alguno por nuestra parte de que lo instruyas en esas cosas que enseñas también a los demás”.

Pero, cuando el profesor conversa por primera vez con Jesús, el niño se resiste a ser instruido por un simple mortal, argumentando su divinidad. ¿Arrogancia infantil? Con ello provoca una vez más el estupor de los testigos.

jueves, 7 de enero de 2010

María les regala un pañal a los reyes magos...


El santo pañal

En el Evangelio Árabe se relata que María, en agradecimiento a los regalos recibidos, obsequia un pañal a los reyes, quienes lo conservaron como un gran honor. Al llegar a su hogar, los reyes magos quisieron quemarlo como ofrenda, pero milagrosamente no le ocurrió nada. Curiosamente, tal reliquia parece haber existido realmente y se conservaba en Constantinopla hasta el siglo XIII. Después pasó a Francia (donde los templarios trasladaron la mayor parte de reliquias crísticas). Allí fue destruido durante la Revolución Francesa junto con varias otras reliquias.

¿Es Jesús la reencarnación de Adán?

Sólo el Evangelio Armenio habla explícitamente sobre el valioso libro de Melquisedek que era el Testamento de Adán. Vemos que cuando Melchor se lo entrega al pequeño Jesús le dice algo bien interesante:

“Aquí tienes la carta sellada y firmada por “tu misma mano” que tuviste a bien entregar a nuestros mayores para que la guardaran. Toma este documento que “tú mismo” es escribiste. Ábrelo y léelo, pues está a tu nombre”.

Más claro no canta el gallo. Aquí se ve manifiestamente expuesta la tradición que aseguraba que Jesús era la reencarnación de Adán. Luego el apócrifo menciona el primer párrafo de este libro misterioso, que comienza enumerando algunas profecías sobre el padecimiento en la cruz y su propósito. Toda esta escena apócrifa está representada en los mosaicos de la adoración de los magos que se encuentra en la basílica Santa María la Mayor de Roma.

Después los magos se retiran de Belén, pero Mateo cuenta que un ángel les previene en sueños de no volver donde Herodes, quien tenía perversos planes para el Mesías. Sin embargo, en el Libro de la Infancia del Salvador es el mismo José quien los detiene para que no acudan donde Herodes. Lo que es mucho más factible.

lunes, 4 de enero de 2010

Guerra civil en Judea (luego de la muerte de Herodes El Grande)


La broma macabra

¿Qué estaba pasando en Judea justo cuando la Sagrada familia regresaba de Egipto? Hablemos entonces un poco de los incidentes que rodearon el cambio de mando en Judea. Cinco días antes de morir, Herodes mandó a matar a su propio hijo Antipater bajo la acusación de conspirar contra él. Estimulados por las señales astrológicas que anunciaban el fin del gobierno herodiano, dos escribas sacaron las águilas romanas de oro colocadas en el templo de Salomón. Por ello fueron quemados vivos. Entonces se produjeron protestas y disturbios públicos en Jerusalén reclamando por la vida de los escribas sacrificados, quienes de seguro eran fariseos, ya que los saduceos, apoyaban al gobierno herodiano.

Herodes sabía que pronto iba a morir. No queriendo que su muerte se convirtiera en un júbilo nacional, tramó una última crueldad. Ordena que enseguida se reunieran los hombres más ilustres de la nación judía en la plaza pública (llamada Hipódromo) de Jericó (cuna de las sectas proféticas). Entonces allí mismo los toma presos a todos. Traición. Luego, manda a sus compinches (los saduceos herodianos) que cuando él muriese, la noticia acerca de su muerte no se hiciese pública hasta que estos líderes judíos hubiesen sido primero ejecutados. De esta manera, según él mismo dijo:

“De seguro todas las familias de Judea llorarán en mi funeral”.

Pero no fue así.

Guerra civil en Palestina

Herodes en su lecho de muerte, hizo un testamento nombrando sucesores suyos a tres de sus hijos menores: Arquelao como heredero de la realeza, Herodes Antipas con Filipo como soberanos de las provincias de Galilea y Pera, una parte de las tierras situadas al este de Jordán y parte del territorio al nordeste del lago Genesaret. Arquelao fue reconocido rey por su familia y por sus tropas, pero al saberse en el país la noticia de la muerte del déspota, estallaron desórdenes de violencia contra Roma jamás conocidos antes entre los judíos.

Y aunque la muerte del tirano ocurrió con el eclipse como habían anunciado los fariseos, la orden de ejecutar a los rehenes del Hipódromo nunca se llevó a cabo gracias a Salomé, hermana de Herodes, quien aprovechando que Arquéalo aún no había asumido el poder, liberó a los hombres que habían sido hechos presos. ¿Por qué hizo esto su hermana? Dos esposos anteriores de Salomé habían sido ejecutados también por su malvado hermano, Herodes El Grande.

El pueblo estaba furioso: el eclipse (ocurrido el 13 de marzo del año 4 a.C., según nuestros calendarios) anunció la desaparición de un tirano, pero también el arribo de uno peor aún. Había miles de judíos en las calles gritando y protestando según nos cuenta Flavio Josefo. Arquelao contestó mandando tropas a Jerusalén. En un solo día se produjeron tres mil víctimas. El atrio del templo se llenó de cadáveres. Así, comenzó su mandato Arquelao.

La aprobación del testamento herodiano requería de la venia de César Augusto y por ello viajaron a Roma, Arquelao y su hermano Herodes Antipas. Al mismo tiempo se dirigieron donde Augusto cincuenta ancianos como embajada judía para solicitarle que los libre de aquella monarquía, ya que el Mesías aún no se manifestaba ni hacía nada al respecto. En ausencia de los soberanos herodianos, se extendieron aún más los desórdenes.

En medio de este caos llegó Sabino, pretor administrativo de Augusto. Sin escuchar consejos ni advertencias se instaló en el palacio de herodes y se ocupó de constatar los tributos de Palestina. Eso fue la gota que derramó el vaso.

¡Oh, Jerusalén!

Entonces se produjo en Jerusalén uno de los más terribles choques armados de su historia. Las tropas romanas fueron apedreadas, entonces como represalia, los soldados romanos incendiaron las galerías, penetraron en el templo y robaron todo lo que pudieron. El propio Sabino se apoderó de 400 talentos pertenecientes al tesoro público y después tuvo que atrincherarse apresuradamente en el palacio. La rebelión se extendió como mecha de pólvora prendida. El que por entonces era gobernador de Siria (vecino del norte), Quintillo Varo, pidió refuerzos con desesperación pues los palacios reales estaban incendiados. Cayeron innumerables prisioneros, dos mil hombres fueron crucificados.

Con toda esta violencia y sangre, era imposible viajar por Palestina y menos aún pasar por Judea. Si la Sagrada Familia estaba saliendo de Egipto, tenía que cruzar irremediablemente esa región. ¿Cómo entonces llegaría José, María y Jesús a Nazareth en Galilea? Eso representaba atravesar todo el país pasando por la convulsionada Jerusalén. De modo que el regreso debió efectuarse cuando la situación política se había calmado lo suficiente como para poder transitar con cierta seguridad.

domingo, 3 de enero de 2010

La Sagrada familia viaja a Egipto según los apócrifos


Tribus judías en Egipto

Todo el mundo sabe que la Sagrada Familia partió a refugiarse a Egipto, por entonces provincia romana. Escaparon porque obviamente las cosas debieron haberse puesto mal en Egipto para salir de la jurisdicción de la familia de Herodes. Pero, ¿por qué prefirieron las tierras egipcias?

En el camino de Judea a Egipto, a unos 10 Km. Al norte de El Cairo, en la orilla derecha del Nilo, existe un lugar llamado Mataria. Por entonces aquel lugar era parte de los jardines del templo de Heliópolis (“On” en la Biblia), donde Moisés gestó la religión solar monoteísta. Además, posteriormente en ese mismo sitio, Cleopatra mandó plantar numerosas especies vegetales palestinas, sobre todo la olorosa Balsamina, planta productora del delicioso bálsamo. Entonces la reina contrató jardineros judíos para que cuidaran de su jardín apropiadamente. En otras palabras, en Egipto habitaban otra vez judíos, luego de la migración que lideró Moisés. El profeta Jeremías menciona tres colonias judías importantes en las tierras del Nilo bajo los nombres de Tahpanhes (una ciudad fortificada en el delta), Migdol y Not, al parecer otro nombre de Menfis. Durante el dominio persa se formó otra colonia judía en Elefantina (Yeb en egipcio), isla del Nilo cerca de Asuán, a unos 690 Km. Al sur del cairo. Algunas de estas colonias pertenecían a los esenios, y sobre todo, a los terapeutas.

En el Evangelio Árabe se menciona que la Sagrada Familia viaja a la colonia de Mataria, la de los jardines de Heliópolis. Hoy se levanta en ese lugar una capilla en honor a la virgen María. Si fue verdad que José, María y el niño Jesús fueron a ese sitio, sería muy interesante, ya que quizá ellos podrían haber entrado en contacto con los “akenatonitas” que aún existían secretamente y es posible que allí se enteraran del verdadero origen de Moisés y de su propia religión monoteísta. No olvidemos que Freíd en su libro “Moisés y la Religión Monoteísta” sugiere que Moisés no fue otro que el mismísimo Akenatón, faraón que instauró el monoteísmo en Egipto.

Es interesante anotar que el Ministerio Egipcio de Turismo tiene publicado actualmente un folleto con el título “La Sagrada Familia en Egipto” donde se señala en un mapa todos los puntos donde estuvieron ellos, según los apócrifos.

En la tierra de la magia

Los apócrifos manifiestan cosas extrañas y milagrosas de la estancia de la Sagrada Familia en Egipto. Incontables de esos sucesos son tan fantásticos (Jesús ya hablaba perfectamente, hacía milagros, las fieras lo acompañaban pacíficamente en su trayecto, una palmera lo obedecía, etc.) que sólo citaremos los que aporten algún dato valioso, con un posible fondo histórico real. El Pseudo Mateo, por ejemplo, cuenta que José, María y el niño Jesús fueron cobijados en un templo, ¿acaso sea el famoso templo de Heliópolis? Los ídolos que allí se adoraban cayeron ante la sola presencia de Jesús, rompiéndose en mil pedazos.

El relato continúa diciendo que lo ocurrido llegó a oídos del gobernador Afrodisio, quien acudió para conocer al niño maravilla. Esta anécdota pudiera estar reflejando algunos disturbios causados por la presencia de la Sagrada Familia en Mataria, que no sería nada raro ya que desde el juicio de María, los escándalos los seguirían como una mala sombra.

En el Evangelio Árabe el ídolo que cae al suelo es un ídolo parlante que cae debido a un temblor atribuido a la presencia de Jesús. En realidad, los supersticiosos egipcios debieron escuchar los rumores que se contaban sobre el extraño nacimiento del pequeño y de su huida de Judea a causa de Herodes, lo que pudo fácilmente convertirlo en una deidad viviente para quienes todo lo endiosaban. ¿Quién pudo propagar estos rumores? Recordemos que una de las parteras, ferviente creyente de que Jesús era el Mesías y probablemente la primera cristiana de la historia, fue aquella partera que se volvió nodriza de Jesús.

El Evangelio Árabe agrega que el hijo del sacerdote del templo, que estaba endemoniado, se cura cuando María le coloca uno de los pañales sobre su cabeza. A decir verdad, las curaciones que ocurren son perpretadas por ella con supuestos objetos que pertenecían al bebé. Sin embargo, lo que seguro en verdad ocurrió es que María aprendiera de los esenios terapeutas y quizá también de los nazarenos técnicas secretas de sanación que ella debió poner en práctica con los egipcios, movida por una gran composición. Además, es posible que María haya sido la primera en darle lecciones de medicina a Jesús.

Milagros a la carta

El apócrifo citado agrega que los padres de Jesús se preocuparon cuando vieron que se les atribuía la caída del ídolo. Por esta razón debieron cambiar de domicilio. Entrando a otra ciudad egipcia, María cura otra endemoniada, en este caso es una mujer que pertenecía a una familia pudiente. Como retribución la Sagrada Familia se quedó en su casa unos días. La lista de milagros es vasta: se cura a una muda, a otra endemoniada, y a una leprosa, quien también se volvió sirvienta de Jesús.

Después se menciona la curación del hijo leproso de una noble egipcia a cuyos oídos había llegado ya la fama de “deidades vivientes” que poseían maría y su niño. Prosiguiendo con el inventario de milagros que realizó María y Jesús en Egipto, tenemos la cura de impotencia de un ricachón y éste de agradecimiento los hospeda en su casa también en su casa. ¿Quién hacía los contactos, la propaganda y las relaciones públicas? Todo señala a las fieles nodrizas, en especial, a la egipcia.

Entonces, según este mismo apócrifo, la Sagrada Familia se topa con una banda de malhechores, donde estaban los dos ladrones que fueron posteriormente crucificados junto a Jesús. En este relato se llama Tito (el buen ladrón) y Dumaco (el malo). En dicha leyenda, Tito convence a Dumaco para no atacar a los forasteros. Después llegan a Mataneh, es decir, Mataria, el jardín de Heliópolis, en donde se supone Jesús hizo brotar de forma milagrosa una fuente donde lava sus ropas que olían al exquisito bálsamo. Después continúan hasta Menfis y supuestamente visitan al faraón, quien debió ser en realidad alguien nombrado por los romanos.

Fin del viaje a Egipto

María continúa realizando numerosas curaciones: a otra endemoniada más, a la hija de un rico, al hijo leproso de una noble egipcia, etc. El Evangelio Árabe asegura que la Familia Santa permanece en Egipto un total de tres años. Lo que encajaría a la perfección con la muerte de Herodes, si Jesús hubiera contado con uno o dos meses de nacido al abandonar Judea. Como fuere, todas las versiones están de acuerdo en que Jesús volvió a Judea a los tres años de edad, al producirse la muerte de Herodes. Dato que confirma, como ya dijimos, el nacimiento de Jesús en el año 7 a.C. según nuestros calendarios actuales.

Así, todos los apócrifos y Mateo sostienen que un mensajero comunica a José que por fin Herodes había muerto y que ya podían regresar a Judea. Tomando a su familia, José marcha de regreso con los suyos (posiblemente los acompañaron todos sus hijos también), pero una vez en la tierra de sus antepasados, decidieron no volver a belén sino proseguir hasta un lugar mucho más seguro: Nazareth, el corazón de la secta de los nazarenos, buenos amigos de la familia de María. Además, era prácticamente imposible viajar a Belén pues Judea estaba hecho un polvorín. Se había generado una guerra civil a la muerte del tirano Herodes El Grande.