miércoles, 13 de enero de 2010

Los esenios


Zacarías interactúa con los Mensajeros

Vamos a hacer un pequeño paréntesis con la historia de la madre de Jesús y consultaremos otros documentos paralelos que amplíen el panorama que hasta ahora tenemos del contexto en que transcurrió la juventud de María.

Hablemos un poco sobre Zacarías. Para ello vamos a remitirnos al Evangelio de Lucas. Los esposos Zacarías y Elizabeth eran bondadosos y bien vistos por Jehová, pero aunque ya eran de edad avanzada no habían tenido hijos. ¿Acaso esto no sentimos cierto deja vú con respecto a la historia de Joaquín y Ana, sus parientes cercanos?

Un día mientras Zacarías está ofreciendo un incienso en el santuario, se le presenta el ángel Gabriel para anunciarle que tendría un niño que sería dedicado desde su nacimiento como Sansón (léase tomar votos de nazareno). El nombre de su futuro hijo sería Juan. También le dice que ese niño “vendría con el espíritu y el poder de Elías”. ¿Acaso estaría insinuando que el chico sería la reencarnación del profeta? Debemos recordar que otra de las profecías que debían cumplirse al “final de los tiempos” era el retorno de Elías. Y para los judíos esos eran los tiempos finales.

Es necesario subrayar que según Lucas 1:39, Zacarías y Elizabeth vivían en una zona montañosa. Versículos posteriores nos revelan que habitaban en Betania del este, cruzando el río Jordán, muy cerca de Qumrán. Así, es posible que Zacarías formara parte del grupo terapeuta. De ser esto correcto, sería factible que Joaquín hubiera subido a las montañas de Qumrán buscando la ayuda específica de su pariente terapeuta Zacarías. Entonces, no resultaría nada extraño que la pequeña María recibiera aquellos “alimentos especiales” bajo la supervisión de su pariente, experto en las propiedades de las plantas.

Un punto interesante es el nombre de Gabriel, pues su nombre sólo aparece abundantemente citado sólo en el Apócrifo de Enoc y pertenece a uno de los siete arcángeles (Elohim que significa “los creadores”). De esto se deduce dos cosas: o el encuentro no se produjo y simplemente se trata de una metáfora elaborada por Lucas que, como cristiano que era, leía fervientemente los apócrifos escritos por los esenios y sus antecesores. De ser un encuentro verdadero, Zacarías habría sido visitado por un Elohim en persona o quizá por alguien que asumió su representación, cosa por la que nos inclinamos más. Este enviado podría ser un ángel, es decir, un Mensajero de la Orden de Melquisedek.

La misteriosa Orden de Melquisedek


Melquisedek. Extraño personaje. Rey de Salem (la antigua Jerusalén). Muy poco se habla de él en la Biblia y sin embargo parece haber contado con una veneración inexplicablemente grande entre los hebreos. Apenas aparece una vez en el Génesis y otra en Salmos. No obstante, tiene todo un capítulo dedicado en exclusiva a él en el Libro de los Hebreos, cuyo autor debió considerar muy relevante a dicho sujeto. La pregunta es: ¿por qué?

En el capítulo siete de Hebreos se dice sobre él que no estamos frente a una persona común y corriente, pues Dios en persona lo eligió como sacerdote, comparándolo con el mismísimo Mesías. Además se afirma que él “no tiene fin”. ¿Acaso habría hecho suyo el viejo sueño de la inmortalidad, escapando por fin, al ciclo de muerte y reencarnaciones al que están supeditados todos los mortales? De ser cierto, ¿sería él uno de los que habría aprendido el arte legendario de la autoregeneración? En el apócrifo de La Caverna de los Tesoros se cuenta que Melquisedek posee un escrito antiquísimo de antes del diluvio, que trata sobre el manejo de poderes y facultades mentales: la técnica sagrada de la autoregeneración y un tratado con las posiciones planetarias que anunciarían el advenimiento del Mesías. Más adelante continuaremos hablando acerca de esta enigmática Orden.

Mientras tanto sólo diremos que ante la proximidad del nacimiento de Jesús, Melquisedek habría fundado alrededor del siglo II a.C. en Judea, la secta de los esenios para restablecer los viejos secretos iniciáticos que se habían perdido después del diluvio. En los textos esenios del Mar Muerto, Melquisedek es conocido como el “Maestro de Justicia” (Moreh Sedeq en hebreo).

El discreto encanto de los esenios

¿Quiénes fueron esos personajes? ¿Políticos radicales, sabios o locos autistas? La palabra “esenio” proviene del arameo assayya que significa “curadores”. Era una secta disidente judía, proveniente de los hassidim (los piadosos), judíos que se rebelaron contra la helenización hebrea. Es muy probable que en este período la antigua “Canaán” empezara a ser llamada por el nombre de “Palestina”. Un gran grupo de esenios se asentó en las cuevas de Qumrán, a orillas del mar Muerto, muy cerca de Jerusalén. De los esenios surgieron numerosas vertientes como los nazarenos, los terapeutas y se dice que hasta los zelotas en su vertiente violenta. Los principales historiadores que escriben sobre ellos son: Flavio Josefo, Filón, Eusebio de Cesárea, Plinio el Viejo, Estrabón e Hipólito de Roma. El Talmud los llama “bautistas matinales” mientras que los escritores árabes se refieren a ellos como los “magaritas de las cuevas”.

¿Por qué no se menciona en los evangelios a dicha secta? Recordemos que la Biblia es una “evidencia contaminada”, pues uno no se puede fiar totalmente en esta fuente. Está parcializada por los problemas políticos y prejuicios sociales de la época. Por eso, es muy natural entender que callaron muchas cosas. Había censura y auto-censura, como ahora.

El club de la buena estrella

Por ejemplo, es muy curioso que en los evangelios no aparezca mencionada la resistencia judía contra los romanos (66 de nuestra era). En esa época era un hecho evidentísimo, todo el mundo lo sabía, y se supone que los evangelios canónicos fueron escritos justamente después de la revuelta. Sin embargo, no se alude nada de ese incidente. De igual forma, es extraño que los esenios no sean nombrados en el Nuevo Testamento. Quizá sus escribas estaban demasiado comprometidos con tal movimiento directa o indirectamente y no querían quemarse. Sólo se hace referencia a ellos muy tímida y tangencialmente como nazarenos una vez (Hechos 24:5). Los esenios eran duramente perseguidos por ser una de las pocas sectas que le negaba autoridad espiritual y política al sacerdocio oficial. Así, declararse públicamente esenio era exponerse a ser condenado por hereje. Juzgue usted mismo las coincidencias entre este grupo y la prédica de Jesús.

• Grupo de monjes que se autodenominan “los hijos de la luz”.
• Eran regidos por un Consejo de doce ancianos. Realizaban asambleas.
• Practicaban la medicina con plantas. Excelentes médicos. Sanaban con imposición de manos. Además eran astrólogos, artesanos y estudiosos de los textos antiguos.
• Creían en un fuerte dualismo (los buenos y los malos) al igual que los persas.
• Algunos eran vegetarianos y no tomaban alcohol.
• Interpretaban los sueños, ejercían el don de la profecía y eran apocalípticos, pensaban que pronto vendría el fin del mundo.
• Eran ascetas y ermitaños que vivían en el desierto y en las montañas.
• Silenciosos, austeros, apacibles, humildes y grandes moralistas.
• Rezaban al sol en el amanecer. Creían en los ángeles.
• Separaban a los hombres de las mujeres. Creían en la castidad sexual, llegando tristemente a la misoginia. Aunque algunos se casaban.
• Vestían de lino blanco. Comían frugalmente y hacían ayunos con frecuencia.
• En su obsesión por la pureza del cuerpo, realizaban baños rituales a diario, antes de comer.
• Practicaban el bautismo y la confesión.
• Se organizaban sobre la base de la comunidad de bienes. Todo lo compartían.
• Profesaban entre ellos el ágape (amor fraternal), pero paradójicamente excluían de su grupo a los que tenían defectos físicos. Eran muy cerrados, reservados y pegados a la observancia de la ley mosaica.
• Realizaban la cena sagrada de pan y vino.
• Creían en la existencia del “alma” y del concepto “destino”.
• Usaban el calendario solar y no el lunar, típicamente judío.
• Se consideraban templos vivos de Dios, otro concepto cristiano.
• Escribieron las “Bienaventuranzas”, encontradas en los manuscritos de Qumrán.
• Influenciados por el zoroastrismo, creían en el “Espíritu Santo”.
• Pensaban que vendrían dos Mesías, uno del linaje de Aarón y otro de Judá.
• Utilizaban términos que luego el cristianismo tomó como suyos: el pastor y su rebaño, el cordero de Dios, Mesías, la nueva alianza, Pentecostés, la venida del hijo del hombre, el hijo de Dios, el hijo del Altísimo, el pozo de agua viva, el tiempo del juicio, la nueva Jerusalén, muerte del Mesías por el sacerdote perverso, etc.

Zacarías guarda un secreto

Todo indica que Zacarías, padre de Juan Bautista, era esenio, aunque no lo dice la Biblia explícitamente por razones que ya expusimos. Según Lucas 1, Zacarías enmudece por falta de fe, por no creerle al Mensajero que su esposa iba a dar a luz. Si el encuentro fue real, es muy posible que Zacarías recibiera el mandato de callar o él mismo optara por ello, manteniendo en secreto la anunciación, ya que resultaba bastante peligroso pregonar a los cuatro vientos el milagroso embarazo de su mujer. Esto convertiría al bebé en candidato de fuerza para el mesianato.

Pero, ¿por qué era riesgoso considerarse un Mesías o padre de un propspecto de Mesías? El problema radicaba en que había surgido otra secta muy importante que creía firmemente que el Mesías aparecería en la familia real de entonces, la familia de Herodes. Estos se llamaban a sí mismos “los herodianos”.

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