lunes, 4 de octubre de 2010

Jesús, ¿hombre o dios? 26


¿A Jesús le agradaría la Iglesia actual?

En Samaria, Jesús estaba enseñando cuando unos fariseos le preguntan sobre la llegada del Reino de Dios. Él les responde que el Reino de Dios es un estado interior y no uno exterior. Luego, se anima a hacer algunas profecías sobre el futuro. Dice que él tendrá que desaparecer por un tiempo y que muchos falsos profetas se alzarían haciéndose pasar por él, pero que su regreso sería contundente (Lucas 17:24).

También anuncia que tendrá que sufrir padecimientos y que será rechazado por los hebreos durante la generación de Piscis. Pero, si se refería a toda la humanidad, esto sería la insinuación de que Jesús no consideró como señal de su triunfo el predominio del cristianismo institucional durante la edad de los Peces, sino mas bien una señal de rechazo. Si observamos que el cristianismo actual que ha llegado a nosotros sólo es una vil caricatura de lo que en realidad enseñó Jesús, entonces podríamos entender que él se sintiera incomprendido en Piscis. ¿Acaso recién en Acuario seremos capaces de entender y practicar su verdadero mensaje?

jueves, 30 de septiembre de 2010

Jesús, ¿hombre o dios? 25


¿Por qué no coinciden las genealogías de Jesús?


La razón es simple y comprensible. Parece ser que muchos rollos con los registros de las genealogías se habían perdido durante el destierro. Y cuando los israelitas volvieron del exilio durante el gobierno de Zorobabel, los registros de la mayor parte de genealogías se habían perdido. Apenas si se conocía la genealogía real mas directa. Pero, al acabar el protectorado de Ciro, el persa, y al sobrevenir la terrible opresión de Cambises y sus sucesores, hasta la genealogía de la casa real de David se pierde para siempre. Por tal razón, y hasta que no se produzcan hallazgos que arrojen luz sobre este punto, el árbol genealógico de Jesús permanecerá como un enigma aún sin resolver.

Jesús, ¿hombre o dios? 24


Cambio de ciclo

Qué es la Era de Acuario, de la que tanto se habla? El concepto de las eras astrológicas proviene del movimiento de precesión de los equinoccios. Este movimiento es otro de los que tiene nuestro planeta, aparte de la rotación y traslación. La Tierra se parece a un enorme trompo inclinado que gira en un círculo que dura alrededor de 25 mil años. Ese círculo fue dividido por los antiguos caldeos en doce partes representadas por los doce signos astrológicos.

Cada signo dura dos mil años aproximadamente. Según esta teoría, estaríamos en plena transición, saliendo de la Era de Piscis (que se inició justamente con el advenimiento del cristianismo y por eso su signo era el pez) y entrando a la Era de Acuario (cuyo símbolo es factible que sea el ángel, por eso la angeleología estaría viento en popa en nuestros días).

Jesús, ¿hombre o dios? 23



La Era de Acuario

Cierta vez un grupo de la secta de los saduceos, quienes no creían ni en la reencarnación ni en la resurrección ni en el Juicio Final, fue a importunar a Jesús con la historia de la mujer que enviuda siete veces de siete hermanos para preguntar con qué marido se quedaría al final. A esto Jesús responde que en la época del Juicio, es decir en la Era de Acuario, el matrimonio sería abolido como institución (Mateo 22:30). Lo que es muy lógico, ya que Acuario es la “disolución de las formas” (se disuelven los límites de las cosas como el agua del cántaro).

Después cuenta un enigma: el Dios de Abraham era Dios de vivos y no de muertos, queriendo decir que la resurrección no era como ellos la imaginaban: muertos saliendo de sus tumbas tipo película El Regreso de los Muertos Vivientes. La resurrección del Juicio Final sería simplemente otra reencarnación, pero una en que se habría de experimentar además un nuevo “despertar de la conciencia” y en ella cada persona escogería libremente a quien amar sin que importe el pasado (Mateo 22:32, Marcos 12:18 y Lucas 20:27).

Jesús, ¿hombre o dios? 22



Más profecías

Después, Jesús ahora totalmente comprometido con la idea de ser el Mesías de ese tiempo, habla sobre la segunda venida del siguiente avatar, como si se tratara de él mismo y de cómo la gente debía estar atenta a su regreso:

“Vosotros pues estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá” (Lucas 12:40)

Que presumiblemente debe producirse al inicio de edad de Acuario, edad a la cual estamos en tránsito de ingresar. No entendiendo a qué tiempo se refería, Pedro pregunta si la advertencia es para los apóstoles también (Lucas 12:41) y Jesús sólo responde con más advertencias fácilmente aplicables a la Iglesia Católica y a su decadencia en el segundo milenio de Piscis.

Jesús, ¿hombre o dios? 21


Profecía que se cumple

Cierta vez (Lucas 11:29) se le pide a Jesús que diera la señal del Mesías y entonces menciona la señal de Jonás, es decir la resurrección al tercer día, después de haber estado muerto dentro del vientre de un gran pez. Jonás significa “paloma” en hebreo. Sin embargo, esta profecía parece tener varios niveles de interpretación. Otra interpretación acerca de Jonás: también es posible que cuando Jesús fue bautizado y vio la paloma descendiendo sobre él, se refiera a que Jesús era Jonás que había vuelto a la vida o que sobre Jesús se cernía el espíritu de la profecía que había regresado a los israelitas durante la edad de los peces. Según tanto se había anunciado. Si es así, el Espíritu Santo no sería otro que el espíritu de la profecía, y que más tarde descendería sobre los cristianos en el Pentecostés.

Otros piensan que es el anuncio del regreso de Jesús al final de la era de Piscis (el gran pez), pues existen tradiciones que dividen las eras en tres días simbólicos de 720 años cada uno. Una era astrológica dura 2160 años (720 x 3). Algo que parece
corroborar la lectura es que enseguida Jesús hace una segunda profecía:

“La reina del sur será levantada en el juicio con los varones de esta generación y los condenará, porque ella vino desde los fines de la tierra para oír la sabiduría de Salomón…” (Lucas 11:31)

Esta reina del sur (la reina de Saba de Salomón) está representando a la península arábiga en la profecía de Jesús. Lo que nos indica que él creía en una reina de Saba árabe. Por tanto, nos está hablando de un tiempo futuro en que los países

árabes se lanzarían en guerra sobre Palestina. Además, Jesús asevera que eso ocurrirá dentro de “esta generación”, es decir durante la edad de Piscis, cosa que se ha cumplido a cabalidad en nuestros días. Luego agrega que:

“los varones de Nínive se levantarán en juicio con esta generación y la condenarán…”
(Lucas 11:32)

Si vemos en un mapa actual donde quedaba ubicada la antigua Nínive, veremos que estaba en lo que hoy es Irak, país que en nuestros días tiene serios problemas políticos con el nuevo Israel.

Jesús, ¿hombre o dios? 20


Al César lo que es del César

Jesús siempre que hablaba con los sacerdotes terminaba poniéndolos en ridículo. Las parábolas que cuenta critican duramente a Anás y a los suyos, dejándolos muy mal parados. Ellos buscaban la manera de apresarlo, pero no la encontraban. Jesús se había hecho tan popular a esa altura del partido, que se había vuelto intocable. El pueblo lo protegía.

Intentar atraparlo ahora frente a la multitud podía provocar una revuelta que diera a los romanos pretexto suficiente para sacar a los fariseos de sus altos puestos políticos y reemplazarlos por extranjeros. Es esto lo que impide que Jesús sea prendido tan rápidamente. Sin embargo, tenía que ser hecho de todos modos. Antes de hacerlo a la fuerza, procuraron avergonzarlo frente a todos para restarle credibilidad. Por eso, el Sanedrín acuerda mandarle expertos en las escrituras para tenderle trampas filosóficas. Entre los sujetos que enviaron para que se mezclaran con la gente había estudiantes de la ley y herodianos (Mateo 22:16).

Así, durante otro día de enseñanza en el templo de Jerusalén (porque Jesús no enseñaba en las calles), estos sujetos le preguntan si se debía o no pagar el impuesto al imperio romano (llamado capitación). El Nazareno se enfada porque sabía cual es la intención de la pregunta, pero igual responde. Al parecer este impuesto era de un denario, es decir, el jornal de doce horas y en tales monedas estaba la imagen del César romano. Por esta razón Jesús dice que den “al César lo que es del César (Mateo 22:21) y a Dios lo que es de Dios” (Marcos 12:13 y Lucas 20:19). De esta forma, una vez más Jesús logra torear al toro.