lunes, 19 de abril de 2010

Abgaro, ¿un viejo amigo?




Cuando tratamos los Años Perdidos de Jesús vimos que el rey Abgaro V Ukhama extendió su reinado primero desde el año 4 a.C. hasta el 7 d.C. año en que fue destronado por su hermano Ma’hanu IV. Para luego recuperar su corona desde el año 13 hasta el 50 d.C. Fue soberano de la ciudad de Edessa (Siria), capital de la Osrhoena, situada al otro lado del río Eufrates. De este sujeto sospechamos que tuvo un estrecho vínculo con los reyes magos y posiblemente se tratara de uno de ellos. De ser correcta esta suposición, esto justificaría el desplazamiento de Jesús hacia esa zona durante su adolescencia y la presunta carta que muchos años después este rey le habría escrito. Aunque en el texto de estas cartas pareciera que ambos no se habían conocido en persona jamás.

Sobre tal documento, la leyenda se resume así: Encontrándose este monarca sufriendo de una enfermedad incurable (algunos documentos afirman que era la lepra negra), escribió una carta a Jesús hacia el año 30-33 d.C. y se la envió por medio de su correo (un tal Ananías o Hannan según la versión siríaca). En ella le rogaba que viniera a curarlo de su mal y además le ofrecía acogida en su territorio, sabiendo que lo estaban persiguiendo los judíos. Esto nos indica que Abgaro había permanecido siempre informado de las actividades de Jesús (Fuente: El Apócrifo, Correspondencia del Rey Abgaro).

Como si fuera una especie de padrino. Jesús le contestó por medio del mencionado emisario, diciéndole que no podía trasladarse a Edessa por que tenía que cumplir su misión divina. Pero le prometía que una vez que “subiera a los cielos” le enviaría un discípulo suyo para que lo curase y predicara el Evangelio en su ciudad. Ananías que era pintor, aprovechó la ocasión para hacer un retrato de Jesús, regresando después a su tierra.

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