lunes, 19 de abril de 2010

Un terrible secreto




Todo indica que había algo más que una simple relación de maestro y discípula. Si Jesús y María Magdalena estaban casados, ¿por qué se lo ha mantenido en secreto por más de dos mil años? ¿Por qué sólo se han conservado vagas tradiciones medievales que hablan de este matrimonio? Tradiciones que luego se convirtieron en herejías terriblemente perseguidas. ¿Acaso el comportamiento altamente liberal de la pareja escandalizó tanto a Palestina como para ameritar ser borrado de las crónicas cristianas? ¿O es que estaban tapando algo aún peor que Jesús estuviera casado? ¿Qué podía ser que hasta sus seguidores lo criticaban?

Racismo

Como ya dijimos, el matrimonio de Jesús y María era muy controvertido en esa época. Juan cuenta (2:13) que Jesús una vez tuvo que ir a la celebración de la Pascua. Era obligatorio que por esa fiesta, todos los hombres hebreos vayan a Jerusalén, so pena de muerte. La esposa seguía al marido donde sea. ¿Por qué María Magdalena, siendo su esposa, no lo acompañó al templo?

¿Acaso porque ella no profesaba la religión de Moisés sino la cananea? ¿Será eso lo que no perdonaban ni sus discípulos? Parece ser que por eso fue discriminada. El pueblo hebreo no miraba bien los matrimonios mixtos (ver libro de Esdras). Eso explicaría porqué ella no quería (o no podía) entrar en el Templo de Jerusalén, que hubiera sido lo normal siendo su esposo. Los judíos despreciaban a los cananeos.

Los samaritanos eran lo peor


Teniendo que huir de nuevo de las garras de Anás, Jesús atraviesa la provincia de Samaria, que está entre Judea y Galilea. Allí se refugia por unos días en la ciudad de Sicar y empieza a predicar a las damas samaritanas, pese a que los judíos odiaban a los samaritanos, pues los culpaban de que la nación de Israel estuviera cortada en dos. Cuando sus amigos volvieron de comprar comida y encontraron a Jesús conversando con las samaritanas que sacaban agua del pozo, quedaron boquiabiertos. Como era posible que Jesús se juntara con esa chusma: samaritanas y encima mujeres que eran tan poco dignas de recibir instrucción. Según el apóstol Juan, esta fue la primera vez que Jesús acepta en forma abierta que él era el Mesías tanto tiempo esperado por el pueblo hebreo. Se queda enseñándoles varios días a las mujeres (simbolizadas en una sola) y a sus esposos.

Burlándose de los estereotipos

Jesús era un gran provocador. Que duda cabe. Por causa del alboroto que producían sus curaciones, Jesús comienza a pedirle a sus pacientes que guarden en secreto los milagros. Sólo hace algunas excepciones como es el caso del leproso al que Jesús, después de sanarlo, le dice que mostrara su curación al sacerdote de la sinagoga. Dado que la mayor parte de sacerdotes principales eran saduceos incrédulos, enviar al leproso donde el sacerdote para que viera el prodigio era un deliberado acto de provocación por parte de Jesús. Pero, ¿por qué haría una cosa así? Al parecer, Jesús disfrutaba escandalizando a la gente prejuiciosa o escéptica.

Otro ejemplo de su actitud desafiante a las costumbres judías lo constituye rechazar el ayuno cuando era obligatorio. Los hebreos tenían que ayunar cuatro veces al año: en abril, mayo, julio y octubre. Jesús niega esa tradición. Así, una vez más, él ignoraba olímpicamente otra norma social.

Otra trasgresión que hace Jesús fue curar enfermos el día sábado. Como en el capítulo cinco de Juan. Para los judíos, eso era una inmoralidad. Realmente Jesús y sus seguidores hacían caso omiso a la costumbre de no trabajar los sábados. Así cuando tenían hambre, arrancaban espigas de trigo aunque fuera sábado (Mateo 12, Marcos 2 y Lucas 6). En ese episodio, nos han hecho creer que los apóstoles hacían eso porque eran pobres y no tenían qué comer. La verdad era que las tiendas estaban cerradas (por ser día de descanso) y ellos querían comer como sea. Así una vez más contravinieron las leyes religiosas de su país.

Magdalena untando los pies de Jesús

Ahora veamos como Magdalena y la mujer que le unta con aceites a Jesús son la misma persona. Cierta vez, un fariseo invita a comer a Jesús con sus discípulos. Allí, dice Lucas 7:36, estaba una mujer conocida en la ciudad como pecadora, quien trae su aceite perfumado (quizá de nardo) en un frasco de alabastro y empieza a untarlo en los pies de Jesús. Emocionada, la mujer llora sobre los pies del maestro y utiliza su propio cabello para secar sus lágrimas. Algunos autores están seguros de que esta mujer es la Magdalena, pues en otra ocasión Juan Evangelista dice bien claro sobre ella:

“... Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana. (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con sus cabellos)...” (Juan 11:2)

Este episodio además demuestra que Magdalena y la hermana de Lázaro eran la misma persona. Por la alusión de ser pecadora, al igual que la Magdalena. Sin embargo, otros especialistas insisten en que se trata de una persona diferente porque no desean aplicar el término pecadora a la buena hermana de Lázaro. Particularmente, pensamos que las pruebas en favor de la Magdalena son bastante contundentes. Pero, ¿por qué considerarla una pecadora? Decir pecadora en las antiguas escrituras es casi un sinónimo de prostituta, pero, es que ¿acaso Jesús se casó con una mujer de la mala vida?

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