jueves, 1 de abril de 2010

Judas, un espía a sueldo




El apócrifo Declaración de José de Arimatea nos informa que Judas Iscariote era nada menos que sobrino de Caifás y que se había infiltrado deliberadamente entre los apóstoles de Jesús para vigilar cada uno de los pasos del Nazareno. Por ello, Judas recibía un salario de una didracma de oro cada día por hacer este trabajo. El didracma era una moneda que tenía el valor de dos dracmas, pero era de plata y no de oro. Sin embargo, dado que era equivalente al denario de oro romano, lo probable es que el apócrifo se estuviera refiriendo a esta moneda en verdad. El salario normal era de un denario diario. Judas recibía el doble de un sueldo normal. Una cantidad nada despreciable.

Falsos cargos contra Jesús

Otra cosa que nos cuenta el apócrifo Declaración de José de Arimatea es que tres días antes de la detención de Jesús, Judas se había reunido con Anas y sus compinches para tratar dos temas que urgían: El del Nazareno y el del robo de las Santas Escrituras. Caifás tenía temor de la reacción del pueblo cuando se enterase que los Libros de la Ley habían sido robados. ¿Qué le sucedería a su hija, guardiana de dichos documentos santos? De hecho sería condenada a muerte. Entonces Judas propone en la reunión una idea maquiavélica.

Para matar dos pájaros de un tiro, había que acusar a Jesús del robo de las Escrituras Sagradas. Judas fungiría de testigo. Nicodemo (otro fariseo cristiano) al escuchar lo que planeaban trata de disuadirlos. Pero la hija de Caifás, quien se encontraba presente, mete cizaña y recuerda algunas palabras de Jesús que habían sido tildadas de blasfemia. Se nos dice aquí que ella era considerada secretamente por los saduceos y fariseos como profetisa. De tal modo que, según este apócrifo, el cargo principal para la detención de Jesús fue el robo de las Santas Escrituras que se guardaban en el Templo. Eso era un delito sumamente grave.

No hay comentarios:

Publicar un comentario