viernes, 6 de noviembre de 2009

El marketing según Pablo






¿Cómo era físicamente? El apócrifo Hechos de Pablo y de Tecla nos ofrece un retrato robot: “…hombre de pequeña estatura, calvo, de piernas arqueadas, buen estado de salud, cejas juntas y pobladas, nariz pequeña…”



Ahora enumeremos los rasgos de su personalidad:

• Maestro de la ley hebrea, fariseo, culto, preparado, astuto y hacía gala de una gran labia, por consecuencia, su prédica resultaba muy convincente. Era un sujeto de poder e influencia. Poseía ciudadanía romana, lo que le salvó el pellejo en más de una oportunidad. Gran viajero.
Era un buen artesano como muchos fariseos de su época. Cosía tiendas de pelo de cabra, con lo que se ganaba la vida en época de vacas flacas.
Sufría de una enfermedad, que él mismo llamó “una espina en el cuerpo”. Algunos han querido ver en ello la epilepsia. Sin embargo, otros piensan que mas bien se estaría refiriendo a estigmas (Galatas 6:17). La parapsicología ha estudiado muchísimo estos fenómenos y ha llegado a la conclusión que no sólo ocurren en creyentes, sino también en ateos y que estas marcas son siempre de naturaleza obsesiva e histérica. Así se explicaría porque él se convirtió tan drásticamente al cristianismo. Afirmaba haber visto a Jesús resucitado. ¿Fue Pablo el primer estigmatizado de la historia?

Pertenecía a la tribu de Benjamín. Recordemos que siempre existió una rivalidad tácita entre la tribu de Benjamín y la de Judá, que se grafica muy bien en la historia del rey Saúl (benjaminita) y de cómo David (judío) le arrebató el derecho al trono. Es muy posible que por esto Pablo tuviera un prejuicio adicional contra las gentes de Jerusalén, muchos de ellos descendientes de la tribu de Judá.
• Se especializó en difundir la fe cristiana entre los gentiles. Helenista nato.
Exigió monogamia a los obispos y diáconos (Timoteo 3) y estaba en contra del celibato de los apóstoles (1Corintios 9:5).
• Transformó al cristianismo: de un misticismo anárquico de convicciones heterogéneas en una institución autoritaria y jerárquica con una doctrina homogénea. Nadie se imagina a Jesús de papa.
• Se hizo circuncidar para agradar a una mujer: la hija de Gamaliel, sumo sacerdote judío. Pero ella, aún así lo rechazó. Esa sería supuestamente la razón por la que Pablo sentía tanto rencor por la circuncisión (Apócrifo Ascensión de Santiago – El obispo griego San Epifanio lo menciona).
• Suscitaba fuertes pasiones amorosas entre las mujeres que evangelizaba (solteras y casadas). Lo que utilizaba para su beneficio (Apócrifo Hechos de Pablo y de Tecla).
Suscitaba odios entre los mismos cristianos al punto que los cristianos helenistas querían matarlo (Hechos 9:29). ¡Vaya que tales cristianos!
Tenía tendencia al histerismo, además de un carácter duro, belicoso y con fuertes accesos de rabia que había que soportarle. ¡Toleradme!, exigía (2 Corintios 11:1). ¡Qué buena raza!
• Poco humilde (2 Corintios 11:12-14). Enseñaba a algunos cristianos a sentirse superiores sobre otros (Hebreos 5:11-14). Los otros discípulos lo criticaban con justa razón (Santiago 3:13-18) (Santiago 4:11-12) (2 Pedro 2:18-22).
• Se contradecía. Si bien innumerables veces se ufanaba de no recibir dinero por sus enseñanzas, en otras oportunidades si lo aceptaba (2 Corintios 11:8).
• Partidario del “ojo por ojo” del Antiguo Testamento (2 Timoteo 4:14).
Asquerosamente machista, como no ocurría tanto entre los romanos y griegos de su tiempo (1 Timoteo 2:11-12) (Efesios 5:22-23) (1 Corintios 14:34-35).
• Utilizaba los “dones del espíritu” para atacar a su oponente y dejarlo ciego (Hechos 13: 9-12).
Realizó la primera quema de libros no cristianos (Hechos 19:19).
• Odiaba que alguien le hiciera la competencia en su labor proselitista hablando de “otro Jesús” diferente al que él predicaba. Sentía envidia y celos de los otros apóstoles (2 Corintios 11:2-5) (Filipenses 1:15-17).
Tenía enemistad con el ala judía de la cristiandad (Hechos 24:5).
• Repetía una y otra vez en sus epístolas que los cristianos sólo debían juntarse con “personas decentes”, olvidando que Jesús tuvo también entre sus seguidores, prostitutas y recaudadores de impuestos, considerados ambos oficios lo por de Palestina.
• Propiciaba el segregacionismo al exhortar a los cristianos a que no se mezclen con los que no lo son (2 Corintios 6:14-18). Inculcó en el cristianismo la semilla del fanatismo y la intolerancia a otras ideologías. ¿Dónde estaba “el amor a los enemigos” que tanto profesó Jesús? (Mateo 5:38-48)
Amenazaba con castigar a los cristianos que se apartasen del dogma. Olvidando que la conversión al cristianismo se hacía por libre voluntad y no por nacimiento, como en el caso de los judíos (2 Corintios 10:5-6). Este principio degeneraría, siglos después, en cosas tan espeluznantes como la Santa Inquisición.
• Demostraba que el implacable Pablo, seguía siendo en el fondo, el mismo Saulo de siempre, quien sólo había cambiado de bando (2 Corintios 13:2).
Se creía dueño de la verdad absoluta. Se irguió a sí mismo como la única autoridad eclesiástica confiable y con derecho a decidir cuales prácticas judías conservarían los cristianos y cuales no, desconociendo por completo la opinión de los apóstoles de Jerusalén (1 Timoteo 1:3-7).
Fue un gran propagador de la fe cristiana, pero de una fe hecha a su medida. Explotó la imagen de Jesús a su gusto y antojo, pero una imagen desprovista de la condición terrenal comprometedora. Le achacó el eslogan: el divino Jesús, rey de reyes y señor de señores. De humano elegido por Dios lo metamorfoseó en un Dios inmortal e inasequible que debía ser obedecido por ser una entidad cuyo poder era incuestionable (1 Timoteo 6:15-16). El adjetivo “inmortal” era una palabra muy familiar entre los griegos y romanos para sus dioses3. Esta estrategia (convertir a Jesús en Dios) hizo posible poder fundar una religión y competir así con otras religiones de su tiempo. Y es sabido que la religión es un excelente negocio.
Maldecía a diestra y siniestra. Pobre de aquel que leyera evangelios que no eran los de su agrado (Galatas 1:9).
• Hizo prevalecer la mentalidad “nosotros los buenos contra ellos los malos”. Polarizó la filosofía de amor fraternal (ágape) de Jesús en forma radicalmente dualista: los creyentes dispuestos a todo y los opositores impíos. Esta polarización llegó a su punto crítico cuando los cristianos empezaron a manifestarse públicamente contra los deportes, sólo porque quienes lo practicaban lo hacían desnudos (1 Timoteo 4:7-8). Luego también se opusieron a las sangrientas diversiones del circo romano, favoritas del imperio.
• Si es que es verdad que los evangelios fueron escritos después de las cartas de Pablo, como aseguran los expertos, entonces, es bastante posible que los evangelios quedaran grandemente influidos por las doctrinas paulinas. ¿No es sospechoso que en “Hechos” Pablo sea el héroe de la película?

El cristianismo estaba llamado a modificar el sistema imperante de nuestro planeta, apuntando a ser una religión de síntesis, por su filosofía de profunda tolerancia y solidaridad. Recordemos que Jesús instituyó la comunidad de bienes, es decir, donde todos compartían lo de todos (tenían una bolsa común para los gastos), costumbre copiada de los esenios.

Pablo como hombre rico que era, buscaba exclusivamente codearse con gente de dinero. Si bien lo hizo para expandir su mensaje y aumentar los fondos para el movimiento, el costo fue distorsionar la prédica de Jesús. Muchos cristianos no estaban de acuerdo con la pompa y lujo que envolvía a Pablo –proveniente de la plata de los feligreses (Santiago 5:1-6). Por eso, se formaron otros grupos, como los ebionitas (que significa “los pobres”), cuyas enseñanzas decían que procedían del mismísimo Santiago, hermano de Jesús.

Cabe recordar que la marginación a los pobres estaba formalizada en la Iglesia hasta hace muy poco. Sino, ¿por qué no se permitía a la gente de menores recursos entrar a las iglesias y sentarse en las bancas? Si querían opio misa tenían que estar de pie al fondo, detrás del enrejado. Afortunadamente esta absurda costumbre ha sido rectificada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario