jueves, 5 de noviembre de 2009

Copy y pegar


Pero, ¿por qué tantas coincidencias? En realidad lo que pasa es que el cristianismo no tiene casi nada propio. Todo lo ha tomado prestado de diferentes cultos, especialmente del mitraísmo. El filósofo griego Celso se quejaba que la nueva religión cristiana era un pálido reflejo de las enseñanzas antiguas. El Padre de la Iglesia Ireneo de Lyon al ver esta escandalosa similitud, sudó frío y exclamó: “¡es cosa del diablo!” Y acusó al hombre con cuernos de “plagio anticipado”. Sin comentarios.

Tapar el sol con la Biblia

En el argot místico, estas insólitas semejanzas tienen varias explicaciones:

Cristo no es una persona sino un elevado estado de conciencia. Muchos han logrado llegar como Jesús, Sidharta Gautama (que se convirtió en un Buda), Isis, Mahoma, Krishna, Tunupa, etc. Ellos alcanzaron la iluminación. El yo individual sólo se realiza cuando se conecta con el yo universal. Recordemos que una vida personal vivida en profundidad, desemboca siempre en verdades que van más allá de ella misma. Hacia algo más grande.
• Jesús en sus múltiples viajes por el mundo fue conociendo el ejemplo de antiguos avatares (guías cíclicos de la humanidad) y los fue incorporando en su vida, replanteando así viejos cultos solares.
• Cuando el cristianismo fue ganando poder también fue absorbiendo las creencias paganas de los diversos lugares donde iba. De esa manera la biografía de Jesús se fue amplificando hasta llegar a dimensiones míticas. Por ejemplo, el mito de la virginidad mariana fue una adición posterior tomada prestada del paganismo (la mitología de una virgen cuyo hijo muere y resucita).
Recién a finales del siglo IV se aprueba el dogma de la virginidad impoluta de María. Antes no se menciona nada.

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