sábado, 12 de diciembre de 2009

La conexión esenia




¿Quién curó a Ana y Joaquín de su esterilidad? Se diría mas bien, quienes. Joaquín había nacido en Nazareth (Galilea) y siendo de ese lugar debió simpatizar con los nazarenos, un grupo esenio muy conocido en esos tiempos por hacer votos de no cortarse el pelo y realizar curas milagrosas. Los griegos los conocían con el nombre de “terapeutas” debido a sus asombrosos conocimientos de la medicina. Los arqueólogos modernos afirman que Nazareth era una región muy pobre, ya que no se ha encontrado vestigios de grandes construcciones en el lugar. ¿Cómo entonces Joaquín siendo hombre de dinero habitaba en esos lares? Es que parece ser que él no vivía en Nazareth con los nazarenos, sólo los visitaba. Los nazarenos habitaban en cuevas o tiendas cercanas a los pastizales, mientras que él debió tener su casa en la misma ciudad de Galilea.

Cuando Joaquín se fue al desierto a ayunar, es probable que lo haya hecho en una zona de altura donde se hallaban los esenios, célebres por sus prolongados ayunos. Es factible que el territorio donde subió sea la zona montañosa y desértica de Qumrán, a orillas del Mar Muerto, cerca de Jerusalén, que era la mata de los esenios. Así lo aseguraba Plinio el viejo en su “Historia Natural”.

En varias ocasiones, el recurso de la esterilidad se repite en la Biblia. ¿Es ese patrón una imagen literaria para resaltar el nacimiento de un personaje importante o se trata de una limitación real? La esterilidad es común entre las razas de menor mezcla y, aunque los hebreos ya estaban relativamente mezclados con otras razas, justo los que padecían este mal eran israelitas que se destacaban por el seguimiento riguroso de la ley mosaica. Uno de los puntos de la ley de Moisés era precisamente mantener la pureza de la sangre, prohibiendo casarse con extranjeros. De modo que es bastante probable que la esterilidad no se tratara de un mero adorno narrativo sino de una realidad.

¿Acaso es extraño ver a una mujer de edad avanzada dar a luz? Actualmente la ciencia ofrece ya esa posibilidad. ¿Por qué no pensar que en la antigüedad un grupo de médicos, que realizaban curas extraordinarias, tenía acceso a ese conocimiento secreto? Lo que antes era magia para los ojos de la gente del pasado, hoy es ciencia.

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