miércoles, 22 de septiembre de 2010

Jesús, ¿hombre o dios? 13



Referencia a los apócrifos

Los hechos que cuentan los evangelios canónicos se complementan con los relatos de los apócrifos. Así, cierta vez un fariseo invita a comer a Jesús a su casa y éste no se lava las manos (costumbre judía), escandalizando al fariseo. Entonces Jesús empieza a disertar sobre la limpieza del alma y el culto a las apariencias (Lucas 11:38).

Otros maestros de la ley (seguramente saduceos) que estaban allí se sintieron aludidos por el discurso, pero a Jesús no le importó, sino más bien insiste en criticar la falsa espiritualidad y la doble moral de los fariseos y saduceos. Y es curioso, en medio de sus palabras, Jesús hace mención de un hecho que no figura registrado en los evangelios canónicos: la muerte de Zacarías (padre de Juan Bautista), por mandato de Herodes cuando oficiaba en el altar del templo (Lucas 11:51). Dicho episodio es narrado en detalle, como vimos antes, únicamente en el apócrifo Protoevangelio de Santiago.

Mal termina ese banquete, pues se convierte en un duelo de preguntas y respuestas sobre la ley mosaica. Fastidiado, Jesús abandona la casa del fariseo encontrándose fuera con una multitud que lo esperaba. Allí aprovecha para enseñar un poco a la gente y de pronto uno de sus seguidores le pide que haga las veces de juez entre él y su hermano para dividir la herencia. Cosa que Jesús rechaza de inmediato.

Entonces cuenta una parábola: la del hombre que almacena grano y muere esa misma noche (Lucas 12:21). Es un sermón sobre los bienes materiales. Sermón que se convierte en el favorito de San Francisco de Asís.

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