sábado, 15 de mayo de 2010

Los años perdidos de Jesús 3



Siguiendo las pistas de Isa

Por la cantidad de toponímicos (nombres de lugares) que existen en toda el área relacionados con “Isa”, Faber Kaiser ha logrado reconstruir aproximadamente el trayecto de Jesús y María: él sugiere que saliendo de Edessa habrían subido con dirección norte, bordeando la frontera del actual Irak, a la cercana ciudad de Arbelas y luego habrían continuado el viaje, en carreta de bueyes, por las márgenes del Mar Caspio hasta Meshed, en la frontera con la actual Rusia, que era la ruta que se seguía para llegar a la India. Sin embargo, nosotros nos inclinamos a pensar que obviaron Arbelas y descendieron más al sur hasta Ctesifonte, cruzando el río Tigris, por la ruta que conducía a Susa (Persia), en busca de antiguos amigos: los otros dos reyes magos.

Faber Kaiser también está de acuerdo en que Jesús pasó en algún momento por tierras zoroastrianas, pero él cree que tal viaje se hizo ya de regreso a Palestina. En cambio, nosotros pensamos que de haberse producido tal expedición, debió ser de camino a oriente, antes de alcanzar la India y países más lejanos aún. Simple y llanamente porque Persia estaba antes que la India y porque cabía la posibilidad de encontrar en dicho país a estos otros magos quienes podían brindarles hospitalidad con toda confianza.

¿Qué prófugo no habría ido en busca de tan generosos padrinos después del grato recibimiento en Edessa? Además era la gran oportunidad de estudiar de cerca aquella religión que fusionada con la hebrea, había parido a la secta de los Profetas, madre de los posteriores esenios.

Dándose el gran chasco

Entre las tradiciones ahmadiyyas, Faber Kaiser cita la leyenda de Jesús en Persia. En su libro se nos cuenta que Jesús entró en la ciudad predicando el monoteísmo y la abolición de la esclavitud. De modo que al ingresar en la “gran ciudad” (seguramente Susa) “los sacerdotes (magos) se alarmaron y prohibieron al pueblo que escuchara sus palabras. Pero como el pueblo le escuchara, los sacerdotes lo tomaron preso y entablaron un largo diálogo con él. En el curso de la conversación Jesús intentó convencerles de que abandonaran el culto al Sol y el culto a un Dios del Bien y a un Dios del Mal, explicándoles que el Sol era sólo un instrumento creado por el Dios único y que el Dios único era sólo un Dios del Bien, no existiendo ningún Dios del Mal. Habiéndole escuchado los sacerdotes, resolvieron no causarle ningún daño, pero durante la noche, mientras todo el pueblo dormía, le agarraron y lo llevaron fuera de las murallas abandonándolo ahí con la esperanza de que sería pronto presa de las fieras salvajes. Pero Jesús continuó su camino sano y salvo”.

Así, por lo que refiere Faber Kaiser podríamos deducir que Jesús no se encontró con ninguno de los benefactores persas con los que pensó encontrarse y que fue expulsado de ese país porque ya empezaba a mostrar ese temperamento suyo enérgico (Aries) y justiciero (Libra) que años más tarde le causaría la muerte

¿Qué aprendió de los persas?

Mientras permaneció en tierras persas (actual Irán), Jesús debió profundizar en el zoroastrismo. Asimiló:

• El concepto de Paraíso (Pairidaeza, en avestano, antigua lengua persa) que tanto usó en sus prédicas.
• Cogió la idea de una religión voluntaria.
• La condena de los vicios.
• Rechazo del individualismo.
• La comparación de los seguidores con las “ovejas”.
• La idea de Dios como padre protector.
• El concepto de Espíritu Santo (Spenta Mainyu).
• La propuesta de un Dios todo bondad.
• La metáfora de una luz interior que ilumina al exterior.
• Los tres grandes principios fundamentales: “Buenos Pensamientos, Buenas Palabras y Buenas Obras” (Hu-muta, Hu-uktha, Hu-varshta).
• Frases como: “quien procura matarme es hijo de la progenie de la mentira” o “Mantén la Luz encendida” o “El que alivia a los pobres hace rey a Ahura Mazda” (tomadas del Yasna, parte del Zend Avesta (la Biblia persa).

Entre estas nuevas adquisiciones ideológicas hubo muchas cosas que se oponían a la enseñanza esenia que Jesús había recibido de pequeño como eran:

• La prédica pública.
• El contenido socialista del credo zoroastriano.
• La conversión de los malos
• El concepto de una religión universal.
• La práctica de la caridad a los pobres, ya que los esenios eran herméticos pues consideraban que nadie que no fuera de su grupo merecía la salvación.

Entonces notamos que Jesús empieza aquí a desmitificar su religión de infancia para abrirse a otras corrientes ideológicas.

También tenemos ideas persas compartidas con los esenios que Jesús reiteró dentro de sí, como toda la angelología que hoy conocemos, el juicio final con fuego ardiente, el banquete apocalíptico, la resurrección, el castigo para los malos y recompensas para los justos. Además la vieja idea oriental del avatar. La noción del avatar no sólo como el elegido especialmente preparado para la reparación de los errores cometidos por la humanidad, sino que además se convertía en la encarnación de una deidad.

Entre los persas había la leyenda de que después de Zoroastro llegaría cíclicamente un salvador semejante. Estos serían tres antes del Fin de los Tiempos y se llamaban Aushedar, Aushedar-Mah y Soshyant. Por eso, el mito dice que si bien el zoroastrismo se propagó durante el siglo VI a.C., Zoroastro habría vivido 400 años antes. De ser así, los magos astrólogos debieron creer que Jesús era Aushedar, el siguiente avatar que esperaba su religión. ¿Lo sería?

Pero Jesús debió rechazar varias cuestiones del zoroastrismo:

• Su atosigante dualismo.
• La adoración de los cuerpos celestes.
• El uso de métodos violentos de conversión.

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