sábado, 27 de marzo de 2010

Muerte de Jesús... ¿o no?



Por Semana Santa... hagamos un breve break en el tiempo de los años perdidos de la juventud de Jesús y hablemos acerca de su muerte.

¿Era Jesús el que murió?

Algunos piensan que no fue Jesús el que murió en la cruz. Se basan en un apócrifo gnóstico llamado Segundo Tratado del Gran Set, proveniente de los papiros del Nag Hammadi, donde se dice que Jesús engañó a los romanos, al crucificar a otro hombre en su lugar: a Simón de Cirene, revestido de la apariencia del Nazareno. Mientras que Jesús, disfrazado de Simón, observaba la crucifixión, muerto, pero de la risa del macabro espectáculo. Veamos este extracto donde Jesús habla en primera persona:

“No sucumbí ante ellos como ellos habían planeado...Y no morí en realidad, sino en apariencia, no fuera a ser avergonzado por ellos... Fue otro, ... quien bebió la hiel y el vinagre, no fui yo. Me golpearon con caña, fue otro, Simón, quien llevó la cruz sobre sus hombros. Fue otro a quien colocaron la corona de espinas... Y yo me estaba riendo de su ignorancia”.

¿Este párrafo es metafórico o real? Conociendo el gusto que tenían los gnósticos por los símbolos, es seguro que sea simplemente una metáfora: la preeminencia del espíritu sobre la materia. Quizá en el apócrifo Apocalipsis de Pedro se halla la explicación:

“¿Qué estoy viendo, oh Señor? ¿Eres tú realmente el que ellos se llevan?... ¿Están clavando los pies y las manos de otro? ¿Quién es este sobre la cruz, que parece feliz y está riendo? El Salvador me dijo: aquel a quien viste alegre y riendo sobre la cruz es el Jesús vivo. Pero aquel en cuyas manos y pies han metido los clavos es su parte carnal, el cual es el substituto”.

Esto fue escrito sin duda alguna por un docetista. Esta corriente de pensamiento sostenía que Jesús fingía estar hecho de carne, pero que en verdad era solamente energía pura y por lo tanto no le podía pasar nada. Sólo su parte carnal fue crucificada. Según la herejía docetista, el que murió fue una mera ilusión óptica. El “verdadero” Jesús (el ser espiritual) jamás falleció.

En el apócrifo Hechos de Juan también se observa la herejía docetista:

”Voy a contarles otra gloria, mis hermanos. Algunas veces cuando quise tocarle (a Jesús) encontré un cuerpo material y sólido, pero en otras ocasiones cuando le sentí, su sustancia era inmaterial e incorpórea... como si no existiera en absoluto”.

En este mismo pasaje Juan afirma que Jesús no dejaba huellas al caminar y no parpadeaba. Es que para el docetismo, como ya explicamos, el cuerpo no era real, sino sólo un mero espejismo.

Igualmente, en el Corán se dice que a Jesús:

“no lo mataron, ni lo crucificaron, sino que creyeron hacerlo”.

En el Evangelio de Bernabé se afirma que es Judas el que reemplaza a Jesús en la cruz, como castigo por su traición.

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